La revista El Congreso Siglo XXI habló con el presidente del Banco Agrario, Francisco Mejía, sobre la importancia del sector agropecuario en el marco de la crisis generada por el covid-19, el papel que tendrá la entidad en el proceso de recuperación de la economía, la activación del crédito a pequeños y medianos productores y los cambios administrativos y tecnológicos efectuados para responder a los retos que se tienen en la coyuntura actual.
¿Cuál es el balance de estos dos años de Gobierno del Presidente Duque?
El balance es supremamente positivo en todos los frentes de la vida del Estado colombiano. Este gobierno ha hecho la inversión más alta en la historia de Colombia en educación, con unos logros tangibles, este gobierno r etomó l a seguridad como p olítica de Estado, buscando mejorar la convivencia y brindar una mejor calidad de vida para los colombianos. En el marco de la política de paz con legalidad, se han dado golpes certeros a las bandas criminales y a las disidencias narcoterroristas. Se ha frenado por primera vez en los últimos siete años, la tendencia de crecimiento de los cultivos ilícitos, logrando un decrecimiento del área de cultivos sembrados, que constituyen el combustible de la violencia. En infraestructura, se destrabaron los proyectos 4G que venían con dificultades. Este frente tomó un nuevo ritmo y es así como hace un mes el Presidente entregó la vía Girardot-Puerto Salgar-Honda, una de las grandes obras recientes en el ámbito nacional.
En materia económica veníamos con un ritmo de crecimiento elevado, con un aumento de más del 40% en inversión extranjera, las cifras de desempleo estaban disminuyendo, la economía marchaba a muy buen ritmo. Lamentablemente la pandemia frenó toda la tendencia positiva que se traía.
El Gobierno del Presidente Duque en estos dos años ha trabajado con empeño por la equidad en Colombia, destacándose los logros en educación y en pago de beneficios sociales. Este Gobierno está avanzando hacía una especie de ingreso universal, algo socialmente muy significativo.
¿Cómo ha sido el proceso de transformación del Banco en esta crisis?
Primero hablemos de los procesos de transformación del Banco Agrario desde que lo recibimos, porque los resultados registrados en medio de la pandemia son producto de una serie de cambios implementados a partir de agosto de 2018, y que nos dejó un banco con procesos sólidos para enfrentar esta situación tan difícil como es el covid-19.
¿Y la reestructuración administrativa del Banco cómo va?
En agosto de 2018, cuando recibimos el Banco, la cartera de créditos caía en un 3.6%, logrando hoy en día la reactivación del crédito agropecuario en pequeños y medianos productores. Hoy podemos decir qué, a pesar de la pandemia, los desembolsos al cierre de junio de pequeños y medianos productores se incrementaron en 10.1% y 33% respectivamente. En 2019 logramos reducir los gastos administrativos en 6.1%, lo que representó ahorros significativos para la entidad. Eso también lo hicimos introduciendo estándares de transparencia en la contratación. Es decir, logramos reducir y racionalizar los gastos del Banco sin afectar la eficiencia de la operación.
Esto lo hemos logrado incorporando tecnología, porque ahora cada asesor comercial tiene una tableta desde la que puede originar créditos en campo. Ha sido un proceso adelantado con una voluntad de cambio muy importante, que se ve reflejada en la reestructuración y modernización de la entidad. El proyecto de reorganización lo presentamos al Presidente de la República el año pasado y fue aprobado mediante decreto en junio de 2019. En ese marco, se eliminaron 213 posiciones burocráticas de alto salario, que se habían venido acumulando en los últimos años. Desafortunadamente el Banco había sido permeado por el clientelismo, creando una especie de lastre para su superación, que hacía la entidad muy costosa, lenta e ineficiente. Con el dinero ahorrado fortalecimos la fuerza de ventas con 403 nuevos asesores comerciales que están en este momento recorriendo las veredas de Colombia colocando crédito en los productores agropecuarios. Lo que se hizo fue reducir la carga de nómina que no le agregaba nada al Banco y fortalecer los procesos de cara al cliente, que era donde estaban las debilidades. A esto se sumó la vinculación de 663 asesores comerciales que venían desempeñando su trabajo por contratos temporales y que ahora hacen parte de la nómina como trabajadores de planta. Esto también fue producto de la reestructuración que se hizo por decreto presidencial.
¿Qué arrojaron esos cambios para la institución?
Con mejores capacidades en la fuerza de ventas, nuevas tecnologías y la optimización del portafolio de productos, que incluyó cambios en los plazos y amortizaciones de más de 60 líneas de crédito, de modo que fueran congruentes con los ciclos productivos de los cultivos, hemos fortalecido el Banco Agrario, que gracias a todo ello, ha podio enfrentar con éxito los desafíos de la pandemia.
Es importante resaltar que el capital del Banco Agrario dio origen al Grupo Bicentenario, con aportes del orden de $700.000 millones de pesos que permitieron su conformación.
El Banco Agrario entró en la coyuntura del covid-19 con una fortaleza financiera y, de acuerdo con la instrucción del presidente Iván Duque, duplicamos los esfuerzos para seguir irrigando crédito en la ruralidad. Pero además, hemos contribuido de manera significativa a la reactivación de las Pymes que fueron las más impactadas por la pandemia. Nosotros nos habíamos puesto una meta de $365.000 millones en las colocaciones de crédito, monto que fue consultado con el Presidente Iván Duque y la buena noticia es que estamos sobre los $400.000 millones de desembolsos para estas empresas con dificultades por el covid-19. El 70% de esos desembolsos lo hemos hecho a Pymes y a trabajadores independientes. Este es un resultado muy satisfactorio, que nos indica que el Banco Agrario está haciendo un aporte muy importante a la recuperación económica del país.
¿En qué va la digitalización de servicios y la facilidad de acceso de las zonas rurales?
El Banco Agrario tiene 787 oficinas en todo el país. Un esquema de oficinas más liviano que se llama “Banco Agrario Más Cerca” y otras 200 pequeñas oficinas, con lo que se le da cobertura a cerca de 900 municipios en el territorio nacional. Tenemos cobertura adicional en otros 100 municipios a través de corresponsales bancarios. Desde hace un mes, en aquellas regiones apartadas de Colombia, en los corregimientos donde no hay oficina del Banco Agrario, los campesinos tienen ahora la posibilidad de tramitar sus solicitudes de crédito a través de nuestro corresponsal bancario propio. En total, tenemos alrededor de 600 corresponsales bancarios en establecimientos de comercio o en tiendas y hoy en día estamos terminando un piloto, donde habilitamos a setenta de estos corresponsales para el trámite de solicitudes de crédito con unos resultados muy satisfactorios y antes de que se acabe el año vamos a tener los 600 corresponsales habilitados para este proceso.
¿Cómo han mejorado las líneas de crédito para atender la crisis del agro?
Siguiendo la instrucción del Presidente Duque de modernizar el Banco Agrario, hemos tenido una agenda tecnológica muy ambiciosa. De este modo, bajo esta administración hemos dado un salto hacia la digitalización de los procesos. Primero lanzamos la APP transaccional, facilitando a los clientes efectuar sus operaciones desde un teléfono inteligente con la misma tecnología y seguridad que brinda cualquier banco privado en Colombia. A esto se suma la plataforma sitial, la página web transaccional, y “Moviagro”, que permite a nuestros asesores comerciales, originar crédito desde la ruralidad. Es de destacar, que éste último desarrollo, lanzado en junio del año pasado, incluye todos los flujos de caja de las actividades agropecuarias permitiendo producir de manera automática los flujos de caja de los créditos que están solicitando los campesinos. De este modo, el trabajador del campo ya no tiene que pagar a una persona externa que muchas veces le cobraba tarifas abusivas por esta gestión. Hoy en día, a través de esa aplicación, el Banco hace los flujos de caja gratis al campesino y se facilita la verificación de la viabilidad de sus operaciones, y claramente, se ahorra dinero y tiempo en la preparación de la solicitud de crédito.
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¿Y alternativas de pago a los campesinos?
Siempre nos esforzamos para ofrecerle alternativas de pago a los campesinos, a los productores. Lo que no podemos hacer por ley, es condonar capital o intereses a cartera que se vence y que está vigente. Pero además por prudencia y por buenas prácticas. Lo que nosotros sí hacemos, es darle al productor del campo todas las opciones de pago, para que en momentos donde mejore su flujo de caja, pueda cumplir con sus obligaciones, les aceptamos pagos parciales y no les cobramos ningún recargo en la tasa de interés por hacerles reperfilamientos de los créditos. En este momento cursa en el Congreso de la República un proyecto de ley del Ministerio de Agricultura que habilita al Banco Agrario para tener mayor flexibilidad en ese tipo de negociaciones.
¿Cuáles serán las principales metas y desafíos en los meses que vienen?
El desafío está en tener éxito en el proceso de cobranza de cartera del Banco Agrario en esta crisis de covid-19. Tenemos un reto
grande con la recuperación de la máxima cartera posible, porque la sostenibilidad de la entidad depende de ello. Nosotros no recibimos recursos del presupuesto nacional. Necesitamos contar con el fondeo necesario para seguir irrigando crédito y continuar haciendo inclusión financiera con tasas de fomento en el pequeño productor rural. Por supuesto, otra de nuestras metas es seguir profundizando nuestra agenda tecnológica para poder llegarle cada vez de manera eficiente a los campesinos en la ruralidad colombiana.
¿Se le dio al agro la importancia que merece en esta crisis?
En medio de esta pandemia los colombianos hemos aprendido a valorar en toda su dimensión lo que hacen los productores del campo por nosotros. Son personas que con mucho esfuerzo todos los días labran la tierra, sus parcelas, para darnos alimento y creo que en el campo es muy importante seguir como lo ha hecho este gobierno, teniendo una política de provisión de bienes públicos, de desarrollo agropecuario, donde valoramos las escalas de producción de los pequeños, medianos y grandes productores, donde valoramos los esquemas asociativos de agricultura por contrato y valoramos también la inversión de la empresa agropecuaria para que incorpore tecnología, y ésta, a su vez, sea adoptada por pymes productoras.
Nosotros ya logramos activar el crédito y por eso, el sector agropecuario va a seguir cumpliendo un papel fundamental en la recuperación económica de Colombia, creo que es un sector muy importante para verlo solo como un sector al que se debe ayudar con subsidios, o por desembolsos del Gobierno Nacional. Por eso, invito a los jóvenes que se gradúan de las universidades para que vean al sector agropecuario como una oportunidad de negocio, una alternativa para hacer empresa, para darle marcha a emprendimientos, una posibilidad para crecer y para generar proyectos productivos que al final terminen con valor agregado, con marcas, con empaques que puedan acceder a mercados internacionales. Esto es algo que también queremos promover desde el Banco Agrario y que busca hacer realidad el Gobierno Nacional.