julio 13, 2025

seguridad

En Zona Bananera “cada día somos más”

Desde la postulación de su nombre a la alcaldía, Holmes de Jesús Echeverría de la Rosa tuvo claro que quería trabajar por un mejor futuro del municipio de Zona Bananera. Su programa de gobierno descansó sobre los pilares de cinco áreas para el desarrollo, en el que se privilegiaron los temas económicos, sociales, medio ambientales, administrativos y de convivencia, que pasaron de las proyecciones de una campaña a cambiarle la vida a miles de los zoneros. Con 47.971 hectáreas y una población de 61 mil habitantes, Zona Bananera se erige como la tercera entidad territorial más grande del departamento del Magdalena. El gran reto de su alcalde, Holmes de Jesús Echeverría de la Rosa, fue convertir al municipio en “un territorio competitivo, próspero, con oportunidades de empleo digno, ambientalmente sostenible y garante de los derechos de los niños y las niñas”. Con eso en mente, Echeverría de la Rosa le apostó a promover un desarrollo territorial, que fuera en la línea con el Plan de Desarrollo del Presidente Juan Manuel Santos Todos por un Nuevo País, y de los objetivos del milenio acogidos por Colombia ante el mundo. El alcalde, junto a sus colaboradores, inaugurando una de las múltiples obras entregadas durante su mandato. Echeverría de la Rosa ha sido destacado como uno de los mejores alcaldes del país. Desarrollo para los zoneros Entendiendo que los esfuerzos para promover el desarrollo del municipio deben hacerse de manera coordinada, el mandatario ha enfocado sus acciones en implementar una política que articule los enfoques territoriales, sociales y ambientales. Esto, con el fin de convertir a Zona Bananera en un municipio que ofrezca calidad de vida a sus habitantes y, fundamentalmente, que contribuya a erradicar la pobreza extrema en Colombia. Una de las líneas estratégicas a destacar es la que orienta el desarrollo social de los zoneros, y por la que la administración municipal ha puesto en marcha grandes proyectos que, gracias a la gestión responsable de su alcalde, hoy son una realidad. Por mencionar algunos se encuentran los acueductos de Riofrío, Soplador, La Gran Vía, Julio Zawady y Prado Sevilla, por inversiones superiores a los  13 mil millones de pesos; la entrega de 17 mil textos escolares con 5.000 computadores para los colegios y la construcción del Polideportivo Orihueca, por un valor de 3 mil 800 millones de pesos. Compromiso en la construcción de paz Teniendo en mente la coyuntura del país y las transformaciones que vienen para Colombia tras la firma en 2016 de los acuerdos del Teatro Colón, la administración Echevarría de la Hoz ha privilegiado la construcción de paz “con desarrollo social e inclusión”. Hace más de un siglo, en tierras que hoy son jurisdicción de Zona Bananera, se suscribió el pacto que dio fin a la Guerra de los Mil Días en 1902, una de las grandes confrontaciones de la historia del país. A 115 años de ese hito, el municipio se ha comprometido a contribuir a la construcción de una nueva Colombia donde se “fortalezca el diálogo, a través del reconocimiento del otro, la promoción de la participación, de la incidencia política y a la promoción de prácticas no violentas en los diferentes escenarios sociales”. Holmes de Jesús Echeverría de la Rosa Nació en Zona Bananera, el 10 de Enero de 1980. Bachiller académico del Colegio Diocesano San José, de Santa Marta, y abogado de la Universidad Sergio Arboleda de la misma ciudad. Se ha desempeñado en cargos públicos como secretario de Gobierno de los municipios de Algarrobo y Zona Bananera, del cual fue elegido alcalde, luego de dos intentos fallidos, con el respaldo de 14.876 votos, según la información de la Registraduría Nacional del Estado Civil. En su plan de gobierno, que comenzó a ejecutar en 2016 y se implementará hasta el 2019, Holmes Echeverría de la Rosa, tiene como objetivo liderar un proceso de gestión administrativa fundamentado en principios que garanticen credibilidad y acreditación. Seguridad en todos los frentes Con el objetivo de garantizar la situación de orden público en el municipio, la administración ha construido tres nuevas estaciones de policía en los corregimientos de Riofrío, Tucurinca y Soplador, por valor de 1.500 millones de pesos, y ha dotado “con motos, estaciones de Policía y gestión de vehículos” a la Fuerza Pública, para darle herramientas en la lucha contra la ilegalidad. Sin embargo, consciente de que la seguridad no se reduce exclusivamente al mantenimiento del orden público, el municipio trabaja constantemente para garantizar otros frentes como la seguridad social, la seguridad alimentaria y la seguridad sanitaria. Aún quedan dos años para seguirle transformando la vida a los zoneros, y en esa dirección seguirá trabajando Holmes de Jesús Cerrando brechas sociales Como parte de su gestión para cerrar brechas sociales en el municipio, el alcalde firmó un convenio con Gases del Caribe para abastecer del servicio a San José, Palomar, veredas de Caño Mocho, Iberia y La Barca, entre otras. Serán más de 1.500 familias las que mejorarán su calidad de vida en la zona rural. “Gracias a esta inversión, muchas familias dejarán de cocinar con leña, lo cual afecta su salud; y otras ahorrarán dinero, ya que un tanque de gas que muchas veces no alcanza para el mes vale 60 mil pesos”, asegura el mandatario. Obras de infraestructura Construcción de 11 acueductos (más de 30.000 millones de pesos). Vía Gran Vía a Orihueca (3.700 millones de pesos). Vía Orihueca a Guacamayal (3.800 millones de pesos) Vía a Palomar (4.600 millones de pesos). Vía al Corregimiento de Valera (1.500 millones de pesos). Vía Río a Zawady (2 mil millones de pesos). Alcantarillado Riofrío (11.700 millones de pesos). Alcantarillado de Soplador (2.5 millones de pesos). Megaparque Guacamayal (6.700 millones de pesos). La administración le ha apostado a la inversión en infraestructura deportiva para todos los zoneros.

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Tumaco, la perla estratégica de Colombia

La “Perla del Pacífico” colombiano, dotada de una inmensa riqueza natural y de un enorme potencial estratégico para el país, se proyecta en el futuro próximo sobre la premisa de construir escenarios de paz desde los territorios.  Convencido de ello, y de la importancia de reconstruir el tejido social de una región que ha sufrido intensamente los rigores de la guerra, el alcalde Julio César Rivera le apuesta a consolidar la estabilidad del municipio, a reconvertir su economía y a ofrecerle posibilidades de verdadero crecimiento a los habitantes de este territorio lleno de historias por contar. A poco de cumplir su primer año en la administración de Tumaco, tras haber participado en unas elecciones atípicas el 23 de abril de 2017, Julio César Rivera tiene la certeza de que el municipio puede desempeñar un papel preponderante para los intereses de la nación. “Tumaco tiene una gran importancia estratégica no solo para nosotros o para los nariñenses, sino para el país entero”, asegura el mandatario, quien ha dirigido sus esfuerzos a resolver los problemas estructurales que aquejan desde hace varios años a esa región del suroeste colombiano, para fortalecerla económica y socialmente. Una radiografía de Tumaco puede convertirse en diagnóstico no solo de la deuda histórica que tiene el Estado colombiano con los territorios y del mal que produce la presencia de grupos armados ilegales, sino también del enorme potencial que hay por explotar en un país que mira con ilusión el futuro que se avecina. Seguridad y estabilidad social La presencia de grupos armados ilegales en el municipio ha incidido, sobre todo, en el arraigo de una cultura de la ilegalidad que tiene su origen en el accionar de las disidencias de las FARC, de la guerrilla del ELN y de las denominadas bandas criminales (BACRIM). “El primer gran reto es lograr la seguridad y la estabilidad que por años Tumaco ha perdido por culpa de las actividades ilícitas e ilegales”, sostiene Rivera, quien reconoce que esa tarea sobrepasa la capacidad de respuesta gubernamental. “Somos conscientes de que el trabajo en equipo es fundamental para enfrentar los flagelos de la inseguridad y ese ha sido nuestro mensaje a los diferentes niveles de gobierno”, agrega. Persiguiendo ese fin, el vicepresidente Óscar Naranjo fue encargado de coordinar un plan integral que contempla ayuda militar, policial y judicial para contrarrestar a los violentos, además de un componente social que favorezca el desarrollo de los habitantes de Tumaco. “Se han logrado acciones muy importantes en lo social, como lo ha sido el Centro Integrado de Servicios, donde el señor vicepresidente ha sido un aliado incondicional”, resalta el mandatario. Reconversión de la economía Tumaco, junto a otros 343 municipios del país, fue  incluido dentro de las Zonas Más Afectadas por el Conflicto (ZOMAC), programa que busca incentivar la inversión privada en los lugares que más sufrieron la confrontación entre el Estado colombiano y el exgrupo guerrillero de las FARC. “Además de las bondades tributarias que hoy se brindan para las ZOMAC, nuestra administración se encuentra en la fase de implementación del Centro de Atención Empresarial a fin de facilitar trámites jurídicos a este sector”, señala Rivera. Sin embargo, el alcalde admite que no se puede promover la inversión privada si no hay de por medio un compromiso para que haya un trabajo con la gente que garantice el desarrollo integral de Tumaco. “Se requiere de aliados inversionistas que vean a nuestros productores como sus socios y juntos encuentren caminos de negocios gana–gana, con modelos incluyentes y equitativos”, asegura. “No podemos lograr una paz territorial sin reales oportunidades para nuestros habitantes.” Julio César Rivera Es ingeniero forestal de la Universidad Técnica Luis Vargas Torres de Esmeraldas (Ecuador) y cuenta con una especialización en Alta Gerencia de la Universidad de Mariana. Además de alcalde, elegido con el aval del Movimiento Autoridades Indígenas de Colombia (AICO), también ha sido concejal y secretario de Planeación de Tumaco. Productos de primera calidad El mandatario local considera que el gran reto que tiene el municipio hoy es “trascender de la economía ilícita a una economía sostenible”, a través de la explotación responsable de los recursos y de una reinversión que contribuya al desarrollo. “Nuestra economía ha sido aprovechada con un modelo extrativista, con capital foráneo, cero reinversiones locales y donde nuestros productores sólo han sido vistos como abastecedores de materias primas”, advierte Rivera. Sin embargo, la voluntad de transformar este modelo, lleva al gobernante a destacar, por ejemplo, que Tumaco produce el mejor cacao del país –reconocido en el Salón Internacional del Chocolate en París-, mueve alrededor “del 30% de coco, con “o” de Colombia” y es el único municipio del sur que exporta aceite de palma. “Y qué decir de nuestros futbolistas, o acaso los colombianos no han oído hablar de Willington Ortiz, “Calimeño” Preciado, “la Gambeta” Estrada, Pablo Armero, el “Sanjuanino” Carlos Rendón, y muchos más”, agrega.   Construyendo paz territorial La firma de los acuerdos de paz con las FARC, pese a lograr la desmovilización de ese grupo guerrillero y reducir los índices de violencia en el país, fue apenas el primer paso para la construcción de una nueva Colombia. Los retos del posconflicto son aún mayores que las negociaciones y Tumaco ha sido la prueba viviente de ello. “No podemos lograr una paz territorial sin reales oportunidades para nuestros habitantes”, sugiere el mandatario, quien además asegura que se está trabajando en mejorar la cobertura del acueducto, la interconexión eléctrica en las zonas rurales y un nuevo relleno sanitario. “Si logramos una verdadera paz, el turismo puede ser un gran jalonador de desarrollo para Tumaco y la subregión del pacifico nariñense”, agrega. El lugar que merece Tumaco En ese orden de ideas, Colombia debe reflexionar sobre el potencial que le ofrece Tumaco como epicentro del Pacífico Nariñense, que tiene frontera con Ecuador y salida a uno de los dos océanos. “Por ello, hemos pedido también atender infraestructuras como el puerto, el aeropuerto y los programas de relocalización de viviendas que se encuentran en zonas de altísimo riesgo”, expresa

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Estrategia contra la delincuencia

Por, Horacio José Serpa, político colombiano. El 2017 cerró con cifras preocupantes sobre la situación de inseguridad. Hoy los ciudadanos continúan percibiendo las calles de todo el país con miedo, particularmente en las capitales. Delitos como el hurto a personas, motos, residencias, comercios y celulares continúan a la orden del día para este 2018. Medellín se ha vuelto prueba de ello. Esta semana en tan sólo 48 horas fueron asesinadas 10 personas, razón para que se considere que la lucha contra este flagelo se está perdiendo, ¿qué haremos entonces? No podemos resignarnos ante el crimen. La gente sigue reclamando más seguridad a sus gobernantes y a sus instituciones, a quienes muchas veces ven lejanos de las necesidades de la comunidad; no hay confianza suficiente con los vecinos o autoridades locales, y son frecuentes las denuncias públicas sobre procedimientos policiales irregulares. Pero hoy, consciente de que este es un problema que tenemos que atacar, quiero referirme a un modelo ya existente, que está a la mano de todos y que deberíamos utilizar con mayor empoderamiento. Se trata del Plan Nacional de Vigilancia Comunitaria por Cuadrante, una estrategia preventiva en la que están llamados a trabajar conjuntamente ciudadanos y policías para conocer las actividades delincuenciales de los barrios y enfrentarlas. En la nueva realidad del país se requiere una policía que vele por la sana convivencia y por la comunicación oportuna. En Latinoamérica, ciudades como Santiago de Chile han implementado durante las últimas décadas planes que buscan estimular la participación del ciudadano en políticas de seguridad, teniendo resultados exitosos. En Colombia, el Plan Nacional de Vigilancia Comunitaria por Cuadrante ha cambiado la manera de trabajar de la Policía, pero aún falta aumentar la confianza de los ciudadanos ante la institución. Vecinos pueden alertar sobre situaciones o personas sospechosas dando aviso al policía de su cuadrante, contribuyendo a una respuesta más rápida por parte de los uniformados. Sin embargo, se requiere que la institución cuente con un mayor pie de fuerza que le permita superar su principal limitación. Entendamos que la seguridad no es sólo hacer cumplir el Código de Policía o imponer comparendos a los infractores. En la nueva realidad del país se requiere una policía que vele por la sana convivencia y por la comunicación oportuna. Desde la política tenemos el deber de proteger, impulsar y reformar estos modelos que buscan minimizar la delincuencia. El presidente y Congreso que estamos a puertas de elegir tienen una misión especial en materia de seguridad, su rol debe estar encaminado a devolverle la esperanza a los ciudadanos que consideran que la lucha contra la delincuencia se está perdiendo.    

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