En lo profundo de la Amazonía colombiana, comunidades indígenas han asumido un rol crucial: proteger a pueblos que han decidido permanecer aislados del mundo moderno. Con sabiduría ancestral y herramientas tecnológicas, los habitantes del resguardo Curare Los Ingleses y la comunidad Manacaro vigilan su territorio para evitar que amenazas como el narcotráfico, la minería ilegal y los grupos armados afecten a los yuri-passé, dos pueblos en aislamiento voluntario reconocidos oficialmente por el Estado.
Desde hace más de diez años, estos indígenas monitorean la selva, combinando sus conocimientos tradicionales con tecnología como GPS, tablets y sistemas de georreferenciación. Su trabajo ha sido importante para que, en octubre de 2024, el Ministerio del Interior confirmara la existencia de estos pueblos no contactados, algo que antes solo se intuía por huellas y señales en la selva.
Sin embargo, el peligro persiste. La Defensoría del Pueblo ha alertado sobre el avance de disidencias de las FARC y otros grupos ilegales en la zona, lo que ha obligado incluso a Parques Nacionales a retirar a sus guardabosques por amenazas.
Lo que comenzó con mapas dibujados a mano hoy incluye imágenes satelitales y bases de datos. Los vigías recorren el río Caquetá y sus afluentes, registrando desde huellas humanas hasta fogatas que podrían indicar la presencia de los aislados.
Pero no todo es tecnología. Los abuelos de la comunidad, autoridades espirituales, juegan un papel vital: mediante rituales en malocas, buscan comunicación con los pueblos aislados y determinan si es seguro realizar los recorridos.
En Manacaro, las mujeres lideran gran parte del monitoreo. Mientras los hombres se dedican a la pesca y la caza, ellas navegan los ríos, documentan amenazas y hasta aprenden a manejar programas como Excel para organizar la información.
“Ellas no solo protegen el territorio, sino que enseñan a sus hijos la importancia de cuidarlo”, explica Camila González, investigadora de Amazon Conservation Team (ACT), organización que apoya esta iniciativa.
El trabajo de estas comunidades ha llamado la atención de entidades nacionales. En 2023, la Unidad de Restitución de Tierras emitió medidas cautelares para proteger a los yuri-passé, gracias a los informes de los monitores indígenas.
Ahora, esperan que su experiencia sirva para otras zonas, como Arica (Putumayo), donde también hay indicios de pueblos en aislamiento.