El representante regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Julio Berdegué, reveló este miércoles que la obesidad ha crecido en 3.6 millones de personas cada año en América Latina, mientras que el hambre ha aumentado en tres países desde 2014.
Según un nuevo informe publicado por la FAO, la obesidad se ha convertido en la mayor amenaza nutricional en América Latina y el Caribe, ya que casi uno de cada cuatro adultos padece de este problema. “El sobrepeso afecta al 7,3% de los niños menores de 5 años, una cifra que supera el promedio mundial del 5,6 %”.
La organización explica que desde 2014, Argentina, Bolivia y Venezuela han experimentado un aumento significativo en la región, mientras que Haití y México han logrado una reducción en los últimos tres años, así como Colombia y República Dominicana.
Entretanto, 11 países se mantienen sin cambios en el número de personas subnutridas: Chile, Costa Rica, El Salvador, Ecuador, Guatemala, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Panamá, Paraguay y Perú. Por otro lado, Brasil, Cuba y Uruguay son los tres naciones de la región con porcentajes de hambre por debajo del 2,5% de su población.
La desnutrición, la falta de micronutrientes, el sobrepeso y la obesidad tienen un mayor impacto en las personas de bajos ingresos, mujeres, indígenas, afrodescendientes y familias rurales en América Latina y el Caribe. “Aunque la desnutrición persiste en la región, especialmente en las poblaciones vulnerables, también debemos considerar la obesidad y el sobrepeso, que también afectan a estos grupos. Se necesita un enfoque multisectorial que garantice el acceso a alimentos saludables y equilibrados al tiempo que aborda otros factores sociales que también inciden en estas formas de malnutrición, como el acceso a la educación, el agua y el saneamiento y los servicios de salud “, dijo Carissa F. Etienne, directora de la la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Para responder a la creciente malnutrición, la FAO, la OPS, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) piden a los países que implementar políticas públicas que combatan la desigualdad y promuevan sistemas alimentarios saludables y sostenibles.