Con el propósito de avanzar en el proceso de autonomía regional de la zona Caribe, obtener recursos propios y dar atención oportuna a las necesidades de sus habitantes, los departamentos de Bolívar, La Guajira, Magdalena, Cesar, Atlántico, Sucre, San Andrés y Córdoba, crearon en 2017 la Región Administrativa y de Planificación (RAP), con la que buscan reducir el centralismo del Estado y lograr la transferencia de competencias, autoridades y recursos del orden Nacional a los territorios para un desarrollo más equitativo.
Históricamente, la región Caribe se ha caracterizado por la incansable lucha que ha librado por alcanzar autonomía administrativa y presupuestal que les permita a los departamentos que la integran agilizar su desarrollo económico y social. Los primeros pasos se dieron en 1919 con la creación de la Liga Costeña, (conformada, entre otros, por Bolívar, Atlántico y Magdalena), a través de la cual se buscaba proteger e impulsar los intereses de esa amplia zona del país. Eso abrió el camino para que empresarios interesados en incrementar el comercio, empujaran la canalización y navegación del río Magdalena y llevaran a la reconexión del pueblo con sus raíces y orígenes. Pese a que la Constitución Política estableció en su artículo primero que Colombia es un Estado social de derecho organizado en forma de República unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, los territorios se han quejado a lo largo de los últimos años de un excesivo centralismo que les ha impedido progresar como quisieran.

Se consolida un sueño
El sueño comienza a ser realidad, luego de que en el artículo 306 de la Carta Política colombiana, se autoriza la unión de dos o más departamentos para la construcción de una Región Administrativa y de Planeación (RAP), sobre la base de esquemas asociativos “con un marco geográfico, económico, cultural o funcional”. Esto se traduce en personería jurídica y patrimonio propio, con un objetivo claro: el desarrollo económico y social de los territorios. La necesidad de cerrar las brechas de desigualdad, llevó a sus autoridades a pensar en una alternativa de integración que les otorgara autonomía en la aplicación de recursos para superar la pobreza y garantizar un bienestar generalizado a la comunidad. Pero también para fortalecer la inversión y la competitividad, factores esenciales en los esfuerzos que se hacen por caminar hacia un progreso integral. Fue así como se le dio vida a la RAP, la cual permitió el establecimiento de un nuevo marco relacional de la nación con el Caribe, con resultados hasta ahora positivos para su población.
Un cambio de paradigma
El desarrollo económico que ha experimentado el país, ha proyectado al Caribe como un polo comercial y turístico que le augura un futuro próspero y sostenido a los departamentos que conforman la región. La unión de fuerzas les ha permitido alcanzar objetivos de desarrollo común, como generar proyectos en áreas específicas, incluidas las ambientales y productivas, y establecer negocios a partir de la construcción de infraestructura para mejorar la conectividad entre las ciudades y municipios y volver la zona mucho más competitiva a nivel nacional e internacional.
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Trabajo mancomunado
El informe de gestión del año 2018, dejó en evidencia el avance que tiene la región en cuanto al planteamiento y diseño de proyectos oportunos y consecuentes con las necesidades de la población. Las siete mesas de trabajo organizadas por departamento, facilitaron el diálogo con la comunidad y la articulación de sus demandas sociales con los programas de gobierno de cada uno de los mandatarios. “Lo más importante en todo este proceso es la participación de los gobernadores de la Costa en el Plan Nacional de Desarrollo, ello es clave porque impulsaremos un paquete de obras con verdadero impacto regional en los sectores vial, energético y agrícola, entre otros”, dijo en febrero 2019 el entonces gobernador del Atlántico, Eduardo Verano de la Rosa, quien fungía como presidente del Consejo Directivo de la RAP Caribe. Y es que las Regiones Administrativas y de Planeación (RAP) pueden formular y presentar proyectos en el Sistema General de Regalías e incluso actuar como secretarías técnicas de los Órganos Colegiados de Administración y Decisión (OCAD), donde se decide su aprobación. El Gobierno Nacional Podrá asignarles recursos del Presupuesto General de la Nación, con la condición de que los utilicen en proyectos de inversión.
Los retos inmediatos
Aunque el trabajo conjunto les ha traído beneficios a los departamentos costeños, con la ejecución de proyectos que han mejorado las condiciones de vida de sus más de nueve millones de habitantes, en la región Caribe se mantienen necesidades que deben ser atendidas de manera urgente, como una mayor cobertura y calidad en los servicios de energía eléctrica y agua potable. La emergencia sanitaria provocada por el Covid-19, ha puesto también a prueba el sistema de salud en la costa norte, donde se requiere de una inyección de recursos importantes para dotar a los hospitales de personal y equipos médicos con el fin de proteger a la población vulnerable y en situación de pobreza de un posible contagio. La seguridad alimentaria es otro de los desafíos que se tienen en el corto y mediano plazo, ante la coyuntura que vive el país por cuenta de la pandemia, que ha obligado a los colombianos a un aislamiento social preventivo y a un cambio en su diario vivir. En un mundo en el que la tecnología se volvió indispensable, la región costeña ocupa los primeros puestos en cobertura en internet, con el Atlántico a la cabeza, lo cual representa un alivio para los estudiantes, que reciben clases virtuales, y para las empresas que han tenido que acudir al teletrabajo, en medio de la crisis.

maravillas turísticas de la región.