La relación recíproca de la palabra y los sueños para seguir Re-Existiendo

Por: Diana  Jembuel Morales Periodista Pueblo Misak. Comunidad de Juristas Akubadaura Las mujeres somos las dadoras de vida, las luchadoras para la vida colectiva territorial. Somos las que mantenemos, direccionamos, ordenamos, guiamos desde el caminar espiritual, como nuestra organización propia. Lo importante de este gran ciclo de vida es saber hablar a la hora que el pueblo pide que nos paremos con fuerza para seguir fortaleciendo nuestro proceso. Para el pueblo Misak Misak, originarios del suroccidente del departamento del Cauca y actualmente en siete departamentos del gran territorio colombiano, la naturaleza es nuestra madre y espíritu de vida, los elementos vitales del mundo y del cosmos. Este es parte integral de la tierra en el tiempo y espacio, nos dota de alimentos, sabiduría y de dignidad identitaria. Por esas razones nos conocen en el mundo de afuera como hijos de la palabra y los sueños. Desde nuestro vestido, que simboliza los colores vivos y profundos de nuestra madre tierra, van en nuestros tejidos las enseñanzas de nuestras abuelas –shuras- y madres que comparten de generación en generación, el saber conocer, manejar e interpretar la relación recíproca de la palabra y los sueños, donde constantemente mantenemos la fuerza de la comunitariedad. Las mujeres somos las dadoras de vida, las luchadoras para la vida colectiva territorial. Anteriormente era el hombre quien estaba en el poder desde la parte organizativa propia del pueblo, pero desde el año 2005 se dio paso a nombrar a la primera vicegobernadora: Mama Barbaba Muelas. Hemos venido marcando la verdadera historia, no solo en el territorio de origen, sino también en otros espacios como es la academia; las mujeres están logrando ser las voceras y no únicamente del pueblo al que pertenecen. Ya la visión y las luchas son colectivas, de aprender y desaprender para que estas se den desde cada una de ellas por y para los pueblos originarios. Actualmente las mujeres tienen un papel muy importante porque se han formado desde el pensamiento colectivo de una lucha social, de exclusión, siendo actoras en la defensa de los derechos humanos, para una vida digna y libre de violencia. Uno de los grandes logros es que ya tenemos el poder de la palabra desde la memoria histórica, desde el proceso organizativo propio, desde el mayor proceso que es la espiritualidad, desde métodos académicos complementarios, y todo esto se une en un solo tejido colectivo que es la comunitariedad. En la sociedad actual no solo la mujer Misak Misak, sino todas las mujeres vamos caminando desde un gran tejido para la humanidad, porque sabemos y somos las dadoras y sembradoras de vida. Donde la memoria de las luchas nos duele, pero ese dolor se convierte en una fuerza interna que transforma a una colectividad histórica para seguir liderando y contando la realidad de nuestro país, que sembramos con dolor, pero parimos con fuerza de un cambio, que no será ahora, pero llegará.

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