octubre 12, 2024

25 años de Historia

La Revista El Congreso a través de su historia a contado con los congresistas como columnistas, toman como referencia las funciones de cada una de las comisiones a las cuales pertenecen y exponen a través de nuestras páginas sus puntos de vista ante la opinión nacional.

El referendo o pretexto para una dictadura

Con motivo de cumplirse los 25 años de la revista El Congreso, publicaremos una serie de columnas de opinión como registro histórico sobre temas políticos y del acontecer nacional, que ayudaron a enriquecer el contenido de nuestro medio de comunicación en sus inicios. Víctor Hugo Osorio Soto Especialista en Derecho Constitucional y Parlamentario Muchos comentarios se han tejido alrededor del tema del referendo y con razón, pues las interpretaciones constitucionales de grandes juristas se entremezclan con la opinión de los mismos, con la desautorización de no ser políticos, sino técnicos-jurídicos. No podemos olvidar que nuestra carta de navegación que el constituyente primario nos legó, es una constitución política y por lo tanto debe ser analizada desde una óptica político jurídica; no sin desconocer sin desconocer que los verdaderos y legítimos intérpretes de la carta magna son los Magistrados de la H. Corte Constitucional y que solo ellos a la luz del derecho pueden emitir voces serías con respecto del referente. Cabe advertir también que el dilema se puede resolver alejándose un poco de los medios de comunicación y a su vez acercándose al escritorio, para hacer un análisis sistemático de la Constitución Nacional, recortando entre otras teorías, la de la pirámide de Kelsen, también analizando el art. 4 de los principio fundamentales, en donde se establece que la Constitución es norma de las normas, a reglón seguido se dice “en todo caso de incompatibilidad entre la Constitución y la Ley u otra norma jurídica, se aplicarán las disposiciones constitucionales” deduciendo por lo anterior que solo hay que interpretar la Constitución para resolver el dilema. “so pretexto del clamor popular esta medida violaría además el art. 379 ibidem. Por tanto manipular la opinión pública en busca de legitimar una vía de hecho autocrática con manto tecnócrata, es violar el estado de derecho”. Además sabiendo que por encima de la Constitución solo están los tratados internacionales que versan sobre derechos humanos y de conformidad con el análisis de art. 378 de la C.N., se puede colegir que el constituyente del 91 deseó que para convocar a un referente de reforma constitucional, ya sea de iniciativa popular o gubernamental se debía hacer a través del Congreso mediante Ley de La República cosa distinta es, si se quiere realizar una actividad por fuera de lo que dispuso la constitución del 91, es decir, como lo han llamado, una medida extraconstitucional que aunque no resulta inconstitucional del todo tampoco lo es constitucional, pues, si el referendo no lo convoca el Congreso a través de Ley, sino, por el contrario es convocado por el Presidente, so pretexto del clamor popular esta medida violaría además el art. 379 ibidem. Por tanto manipular la opinión pública en busca de legitimar una vía de hecho autocrática con manto tecnócrata, es violar el estado de derecho. Que la Constitución establezca un trámite de Reforma Constitucional muy rígido fue un objetivo deliberado del poder constituyente primario, pues, con ello se buscó dar estabilidad política y jurídica a un país que no logra vivir de manera armoniosa y pacífica desde su primera república. Solo resta que el pueblo no se deje manipular por los poderes constituidos ni por los aventureros de la verdad, que aprovechan las coyunturas para así lograr destruir, criticar y sobre todo ofrecer soluciones a problemas que no son el fondo del asunto. Espero que esta nube de humo evite un posible pronunciamiento de la H. Corte Constitucional, ya que si lo manda el numeral 2 del art. 241 de las funciones del alto tribunal constitucional que dice: “decidir con anterioridad al pronunciamiento popular, sobre la constitucionalidad de la convocatoria a un referendo a una Asamblea Nacional Constituyente para reformar la constitución, solo por los vicios de procedimiento en su formación, o también, que la nube, no perturbe la sapiencia del señor Registrador Nacional del estado Civil que puede y tiene la última palabra en materia del llamado referendo popular, al que no se le puede cambiar ni una coma (¿Ocaso que referendo no es popular, o es que en verdad el pueblo es que lo hace o solo lo contesta?) Pues, si el Registrador advierte que ese trámite es inconstitucional el mismo funcionario puede valer la excepción de inconstituciona – lidad del art. 4 de la C.N. sobre el decreto que envía el gobierno nacional convocando a un referendo. Los congresistas deben asumir el mandato popular que legítimamente les entregaron aproximadamente diez millones de personas, para que a través de la función legislativa se afronten temas verdaderamente importantes como son, lo códigos penitenciario de procedimiento y penal, l hacinamiento carcelario, la educación, la salud y sobre todo el empleo. Tomado de revista El Congreso 2003

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La informática en los municipios ¿Realidad O Utopía?

Con motivo de cumplirse los 25 años de la revista El Congreso, publicaremos una serie de columnas de opinión como registro histórico sobre temas políticos y del acontecer nacional, que ayudaron a enriquecer el contenido de nuestro medio de comunicación en sus inicios.   Hernán Javier Pulido En el ocaso del siglo XX Colombia carece de programas que ofrezcan servicios de información electrónica, situación que contrasta con las magníficas oportunidades que ofrecen los mercados latinoamericanos y de cooperación iberoamericanos. Los dirigentes municipales y departamentales y del ámbito nacional no han proporcionado una evolución en el sector de la información electrónica, de manera que ésta llegue progresivamente a los hogares con servicios interactivos de información y de ocio. La convergencia de las tecnologías de la información – multimedia, realidad virtual, Internet, etc.- y de las tecnologías en telecomunicaciones, que permiten la transferencia de datos a altas velocidades, hacen posible también que los datos contables, presupuestales y fiscales, obedezcan a normas y hagan parte de bases de datos del orden nacional. “El hombre del mañana podría encontrar dificultades para gobernar los poderosos instrumentos que la tecnología pone en sus manos”. Es imperiosa la necesidad de promover e impulsar el uso de aplicaciones sociales de las telecomunicaciones y las tecnologías de la información, así como estudiar su incidencia y repercusión en la sociedad colombiana y anticipar soluciones a los desafíos basados siempre sobre la interacción del trinomio sociedad, telecomunicaciones y tecnologías de la información, centrando su interés en lo que ellos suponen para el hombre moderno su convivencia social. El desarrollo de la sociedad audiovisual, muy especialmente con las configuraciones empresariales y sociales, permitirá mediante la aplicación de los multimedia, el nacimiento de la sociedad interactiva. Si bien estamos en el umbral de la sociedad interactiva, sería bueno impulsar con prontitud estudios que indiquen incidencias de las telecomunicaciones en los procesos electorales en todas sus etapas. Por otra parte, analizar la repercusión que la ampliación de los sistemas multimedia puede tener en la evolución de los sectores decisivos para la gobernabilidad de las sociedades del futuro, geoestrategia y ordenamiento territorial, arte, escritos y otros que con seguridad, tienen la misma o mayor importancia. El temor de un determinismo tecnocrático obliga a los dirigentes a formar plataformas de diálogos permanentes sobre el futuro de la sociedad, foros abiertos a la multidisciplinariedad a que obliga la complejidad de las sociedades de riesgos en que se vive, para fortalecer con su acción el vigor de la sociedad civil y la cooperación interinstitucional. Pues sin ellas el hombre del mañana podría encontrar dificultades para gobernar los poderosos instrumentos que la tecnología ponen en sus manos.

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La anacrónica búsqueda de la paz

Con motivo de cumplirse los 25 años de la revista El Congreso, publicaremos una serie de columnas de opinión como registro histórico sobre temas políticos y del acontecer nacional, que ayudaron a enriquecer el contenido de nuestro medio de comunicación en sus inicios.   Jorge Enrique Sánchez   Mucho se ha hablado de la paz estos días. Cuando el gobierno de Ernesto Samper se ha propuesto realizar unos acuerdos con los alzados en armas, en medio de una tira y encoge, que lo único que ha hecho hasta ahora, es crear incertidumbre y desasosiego entre los colombianos. Con simple lógica podemos decir que la paz no se logra solamente por meros acuerdos entre gobierno y guerrilla; no puede haber paz entre explotados y explotadores, entre opresores y oprimidos. Por lo anterior nos preguntamos, si puede haber paz, cuando se limita el derecho al trabajo, cuando los días mueren niños por desnutrición, por la misma causa, aumenta la morbilidad entre la población. Esta maraña de cuentos  alrededor de los políticos tratados de paz, merecen un mejor análisis, teniendo en cuenta profundizar en las causas de la violencia, dejando a un lado los argumentos falaces. Una guerra de casi medio siglo, con grupos armados de distintos matices ideológicos y estratégicos, ha dejado insondable huella, acrecentándose cada día más por los problemas sociales y económicos. Ya lo dijo un destacado sociólogo: “El hombre no es un animal violento, sino que lo convierten en violento las circunstancias sociales y culturales”; de allí que solamente en la medida que se le dé la oportunidad a los colombianos para que ejerciten sus potenciales de acción y satisfacción, se atrofiarán en la apatía y el resentimiento de un pasado. Los actuales tratados de paz, lo único que conllevan es un cese al fuego; pero si se dá, ¿Cuánto durará? ¿Existe sinceridad por parte de os alzados en armas de acabar definitivamente con sus acciones? O será que ¿desean utilizar los acuerdos para fines estratégicos y fortalecerse, tanto militar como territorialmente? Los ingentes esfuerzos hechos por el gobierno, no se pueden negar; lo que sí debemos preguntarnos es si lo están haciendo concienzuda y acertadamente, teniendo en cuenta los análisis de juicio, sociales y económicos para exista una verdadera paz. La falta de profundidad, ha sido la gran demora para que los acuerdos de paz se queden entre el tintero, y los dos antagonistas se den el lujo de jugar e incumplir con la verdad. Tan así es que la guerrilla va a los diálogos de paz, cuando a espaldas y a traición está matando campesinos, soldados, y la esperanza de vivir de los huérfanos y las viudas. De otra parte, el gobierno, mientras gasta tiempo y dinero en el famoso proceso de paz, se olvida de las verdaderas soluciones sociales para que mengüe la violencia; por ello, la búsqueda de la paz se está convirtiendo en anacrónica y en su sofisma, estandarte desafortunadamente, de los partidos y movimientos políticos con fines electorales.   Tomado de la revista El Congreso, edición No 16, 1997. 

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