Con cuarentena o sin cuarentena, en Colombia los familiares de los niños y adolescentes son sus principales agresores sexuales. Así lo demuestran las cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal, en las cuales cada año se señala que el entorno familiar es el lugar donde son más vulnerables ante los violadores.
Mientras el confinamiento social obligatorio en los hogares colombianos decretado por el gobierno nacional en marzo pasado busca aplanar la curva epidemiológica de infectados por el virus COVID-19, es muy probable que la curva de casos de violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes vaya en aumento. Con cuarentena o sin cuarentena, en Colombia los familiares de los niños, niñas y adolescentes son sus principales agresores sexuales. Así lo demuestran las cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal, en las cuales cada año se señala que el entorno familiar es el lugar donde los menores de edad son más vulnerables ante los violadores, indicando que casi el 70% de ellos son familiares o conocidos cercanos.
Y es que “la mayoría de abusadores sexuales se encuentran en el portaretrato familiar”. Cuando digo “muy probable” en el primer párrafo, me refería a que la recepción de denuncias no refleja la situación de la actual violencia sexual contra menores, entre otras cosas, porque el Estado no cuenta con la capacidad institucional de recepcionarlas debido a la imposibilidad del acceso a la denuncia. Lo anterior se hace más grave si tenemos en cuenta que los principales medios de acceso a la denuncia como los Centros Zonales del ICBF, los colegios, Centros de Desarrollo Infantil – CDI, los hogares comunitarios, es decir, la institucionalidad estatal, se encuentran cerrados y/o limitados en horarios de funcionamiento.
Los maestros y profesores, por ejemplo, son claves para identificar los casos de abuso sexual en los niños, pues detectan cambios en los comportamientos del menor desde fuera del entorno familiar. Según datos oficiales de la Fiscalía General de la Nación, en los días de aislamiento, entre el 20 de marzo y el 6 de abril, cada día en el país se registraron en promedio 55 casos de violencia sexual, un poco más bajo del número de denuncias habitualmente recibidas.
Sin embargo, debe decirse vehementemente que las entidades estatales como la Fiscalía y el ICBF no deben guiarse por el número de denuncias recibidas, pues es obvio que en época de confinamiento y restricciones de movilidad, la gente no puede desplazarse hasta las instituciones correspondientes a tramitar y padecer la burocracia estatal, por lo tanto, el subregistro es evidente. El llamado a las familias es a hacer un cuidado especial de sus niños, a crear en este confinamiento, entornos seguros para ellos, detectar cambios en su comportamiento y alertar a las autoridades. Entre otras cosas, porque las redes criminales dedicadas a la explotación sexual comercial (pornografía infantil) muy seguramente mutarán su accionar en este tiempo de aislamiento, y ello, es precisamente un reto de las autoridades. Por lo tanto, hasta el día en que en teoría acabe la cuarentena, muchos niños, niñas y adolescentes tendrán que aislarse con violadores.