
Por: Ciro Fernández Núñez
Representante a la Cámara
por Santander
Cambio Radica
Ante el boom global, de emplear métodos no convencionales para la extracción de hidrocarburos, desde diferentes sectores del gobierno nacional, se ha planteado la necesidad de emplear el fracking como una forma de garantizar la sostenibilidad energética del país. Si bien, esta, es una discusión de suma importancia, lo es también los posibles daños ambientales, afectaciones a la salud pública y no menos importante la amenaza a la sostenibilidad alimentaria del país, ante una inminente contaminación de los mantos freáticos.
La implementación del fracking, es un punto de inflexión para las décadas venideras, lo cual exige la mayor responsabilidad frente a las decisiones que se tomen, por ello como colombianos y actores directos, no podemos abstraernos de tan importante momento.
En el año 2012, la Contraloría General de la República realizó un control de advertencia ante los posibles daños y pasivos ambientales que esta técnica de extracción puede traer consigo, y a la fecha ha mantenido gran parte de las observaciones que efectuó en el mencionado documento. En este sentido, la Sala Tercera del Consejo de Estado ratificó lo dicho por el ente de control al suspender el marco normativo que permitía la realización de fracking en el país, mediante auto del 8 de noviembre de 2018, en donde se decretó esta medida cautelar provisional al Decreto 3004 de 26 de diciembre de 2013 y a la Resolución 90341 de 2014, del Ministerio de Minas y Energía.
Ahora bien, ante la aclaración de la misma Sala Tercera, que no impide proyectos piloto integrales de investigación (PPII) sobre el fracking, es pertinente que, como sociedad activa y comprometida con la protección integral de nuestros ecosistemas, realicemos constante veeduría a las pruebas que se adelantarán en próximos meses. Para que propiciemos espacios de vigilancia y protección preventiva de nuestras fuentes hídricas y ecosistemas, los cuales constituyen la riqueza más importante del país.
Es prioritario que la defensa del territorio y de un ambiente sano, sean la directriz que
delimite el crecimiento y productividad de la nación, bajo las banderas de preservar el medio ambiente y garantizar a generaciones venideras un ambiente sano. Por ello, desde el ejercicio de mis funciones congresionales, continuaré ejerciendo control político a las entidades que son responsables y participan en la promoción de esta técnica de explotación. Los compromisos con la ciudadanía del departamento que represento son grandes, y más aún, cuando desde este importante escenario que es el legislativo, se dan gran parte de las discusiones y decisiones que impactan al país. La implementación del fracking, es un punto de inflexión para las décadas venideras, lo cual exige la mayor responsabilidad frente a las decisiones que se tomen, por ello como colombianos y actores directos, no podemos abstraernos de tan importante momento.