Álvaro Hernán Prada Artunduaga
Representante a la Cámara, Centro Democrático
El acuerdo Santos – Timochenko ha sido una extorsión a los colombianos y continúa. A raíz de la captura del narcoterrorista ‘Jesús Santrich’ y el inminente testimonio de Marlon Marín, sobrino de alias ‘Iván Márquez’, este último decidió huir hacia el campamento guerrillero de Miravalle, Caquetá. Según él, para colaborar con la reincorporación de los milicianos mientras tiene claridad sobre lo que sucederá con su compañero de crímenes, que espera extradición en la Picota.
Sin embargo, su naturaleza no dio espera y, una vez pisó territorio fariano, lanzó un nuevo chantaje para atemorizar a la sociedad, diciendo que si alias ‘Santrich’ muere en su huelga de hambre, habrá consecuencias nefastas. No solamente es una amenaza conjunta, tratándose de uno de los miembros del Estado Mayor de las Farc, sino un mensaje para infundir terror cuando reveló que alias ‘el paisa’, conocido por ser el peor sanguinario de esa guerrilla, abandonó el campamento y se hizo al monte hasta que la Fiscalía ceda.
En las fotos del campamento comprobamos que no entregaron todas las armas. Aparece una milicia en formación detrás de los dos jefes, portando uniformes y armas de largo alcance. ¿Para qué las tienen listas y para qué las están usando si supuestamente firmaron la paz?
Además, no es la primera vez que Márquez huye. Si decide quedarse con las milicias para huir de la justicia, tampoco sería la primera vez que deja la curul abandonada. Ya había sido representante a la Cámara cuando decidió unirse a las filas del terrorismo, dejando su silla vacía sin culminar el período. Esta vez, no teme por su vida, sino por la impunidad de sus fechorías que seguramente están al descubierto en los Estados Unidos y pronto le ameritarán reencontrarse con su amigo del alma, Simón Trinidad.
Necesitamos unirnos y seguir en resistencia civil pacífica.
Como si fuera poco, a este chantaje se une el ELN, luego de que el gobierno colombiano ignorara la petición del presidente ecuatoriano Lenin Moreno, de cesar las negociaciones y anunciar todo el peso militar y judicial sobre los crímenes de lesa humanidad perpetrados por las guerrillas colombianas. Lejos de mostrar verdadera solidaridad, atención y alianza en la lucha contra el crimen, la mayor preocupación de la canciller María Ángela Holguín por mandato de Santos, es buscar un nuevo país para seguir negociando con los asesinos.
Si no les dolieron ocho policías compatriotas asesinados. Ni las viudas, ni los niños reclutados, ni las madres que siguen buscando a los desaparecidos. Por supuesto que no les importan los secuestrados y asesinados de Ecuador. Las cosas como son. El único propósito de Santos es entregarlo todo antes de terminar su mandato y salir victorioso e invicto de su responsabilidad con la extradición de ‘Santrich’ y los demás cabecillas de las Farc, que inevitablemente van a caer.
Lo que está en juego es Colombia. No el bienestar de los guerrilleros que ya han recibido todo lo que exigieron, sino el de los ciudadanos que hemos sufrido 60 años de terrorismo en el campo y las ciudades. Necesitamos unirnos y seguir en resistencia civil pacífica. Manifestarla en las urnas como lo hemos hecho en las calles. Analicemos y escojamos lo mejor para nuestros hijos. Un país donde la justicia sea restaurada, donde no haya persecución política contra inocentes y donde no haya complicidad con el crimen.