En el corazón del Catatumbo se encuentra Tibú, un municipio lleno de oportunidades para Colombia y sus habitantes, gracias a sus grandes reservas de petróleo, potencial agrícola y extensos cultivos de palma de aceite, que se erigen como uno de los principales soportes de la economía nacional. Tras vivir décadas bajo la sombra del conflicto armado interno, la región ve con esperanza su transformación, ante la deuda histórica social que se tiene con su población.
Dos días después de su posesión como Presidente, Iván Duque llegó a Tibú con la promesa de fortalecer la agroindustria y darle al campesino un valor agregado en la siembra y comercialización de sus productos, consciente del crecimiento que experimenta la región, de la mano de las autoridades municipales (alcaldía y concejo). Para su alcalde, Jesús Alberto Escalante, los compromisos del mandatario nacional generan motivación y confianza en la población, convirtiéndose en una oportunidad para que el país sepa que esta tierra tiene mucho que brindarles a los colombianos, quienes de algún modo la han estigmatizado injustamente.
“Donde hay palma de aceite, ha dejado de existir la coca”
La palma de aceite llegó a Tibú desde antes del año 2000, pero fue a principios de este milenio cuando empezó a cultivarse a gran escala. En aquel entonces, se iniciaron las alianzas productivas que pretendían sustituir los cultivos ilícitos de la región y asociar campesinos con grandes productores nacionales y extranjeros. Hoy, con los acuerdos de paz, más de 2.500 familias tibuyanas hacen parte del pacto para erradicar de manera voluntaria las plantaciones de hoja de coca y promover una economía sostenible, legal y rentable para la región.
“Muchos campesinos se dieron cuenta de que no había necesidad de tener un cultivo maligno, que generaba violencia y desazón y que no traía riqueza, ni educación. Empezamos a crecer y ahora, donde hay palma africana, ha dejado de existir coca”, destaca el mandatario local. Según la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite (Fedepalma), este producto es responsable del 6% del PIB agropecuario en Colombia y genera 100.000 empleos directos e indirectos.
Aunque admite que aún existen familias que siguen viviendo de los cultivos ilícitos, el alcalde considera que si el presidente Iván Duque cumple con sus promesas de campaña y saca adelante proyectos que generen empleo y desarrollo “a corto y mediano plazo se transformaría la siembra de hoja de coca por cultivos de uso lícito y rentables”.
100% hecho en Tibú
La alcaldía ha buscado la manera de generar sentido de pertenencia a través del posicionamiento de la palma de aceite como producto de primer orden en el mercado nacional. La administración local y las empresas palmicultoras construyen un acuerdo para colocar, en los empaques de sus productos, el rótulo: “100% hecho en Tibú” y, de esa manera fortalecerlo como marca de la región.
“No es a punta de armas que vamos a cambiar nuestro territorio, la solución está en el emprendimiento y las oportunidades que les den a nuestros campesinos”
Mejores vías, mayor progres
En el marco de su visita a Tibú, el Jefe de Estado se comprometió con las autoridades locales a garantizar la seguridad del territorio, así como a pavimentar los conectores viales que por años han impedido la movilización de los productos desde las zonas donde se cultivan hasta los puntos de venta para su comercialización.
Como la intención del nuevo Gobierno es transformar el país desde los territorios y así recuperar el valor de la palabra del Estado entre las autoridades y las comunidades, Escalante hace énfasis en la prioridad de terminar las vías: Astilleros – Tibú, Tibú – La gabarra y Tibú – La mata. El cumplimiento de la promesa de estas obras fortalecería la agroindustria local y nacional. “De ahí en adelante todo viene por añadidura”, agrega.
La Economía Naranja
El desarrollo agroempresarial y agroindustrial genera el escenario propicio para convertir a Colombia en una potencia agroexportadora, que aprovecha su tierra cultivable y sus recursos hídricos para aumentar la producción de alimentos y materias primas. Lo que busca la administración municipal es crear una relación entre el empresario y el campesino con el fin de que los proyectos que se implementen en el campo sean productivos e integrales.
La idea, explica Escalante, es que los empresarios contribuyan a mejorar la economía agrícola de los campesinos en Tibú, mediante un modelo de negocio incluyente para que así los productos puedan llegar, sin mayores complicaciones, al cliente final. “Esperemos que ese modelo funcione y se articule de manera adecuada. Esto es un trabajo que hay que hacer de manera conjunta entre el Gobierno central, local y la población civil. Esto es una manera de vivir en el territorio que hay que transformar, hay que cambiar el paradigma de que la coca es el problema. El problema es la falta de titulación de la tierra para los campesinos, la falta de oportunidades y la poca diversificación agraria”, sostiene.
El alcalde también ve posible que en el nuevo Gobierno se dé lo que tanto piden los mandatarios del país y es la descentralización de los recursos para que de esa manera se puedan ejecutar, sin tantas trabas, los proyectos contemplados en el Plan Desarrollo local. “Tenemos los medios, pero necesitamos los recursos, de ahí nosotros arrancamos. Esperemos que el presidente pueda ser ese motivador para que esta región transforme su futuro”.
Una región de esperanza
Los tibuyanos quieren que Colombia conozca mejor a su municipio, no solo por las noticias de los enfrentamientos armados y ataques, sino por el potencial turístico y cultural que allí se tiene. “La gente debería animarse a conocer los paisajes naturales, así como las cuevas ancestrales, las pinturas rupestres, los balnearios y cascadas que le dan un plus a esta tierra de grandes riquezas aún por explorar”, señala el alcalde.
Aunque en Tibú hay heridas de la guerra aún por sanar y un conflicto que sigue latente por cuenta de una disputa territorial sin sentido, sus habitantes están dispuestos a trabajar para demostrar que solo necesitan de oportunidades para salir adelante. Así lo reconoce el Gobierno Nacional, quien considera a Tibú una región que “siempre ha sido resiliente y pujante y que ha enfrentado las adversidades y la violencia con la grandeza y el empuje laborioso de su gente”.
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