Caímos en la trampa
Dicen que no hay plata para lo social, sin embargo, esta inversión pasó de $2,3 billones en 2018 a $11 billones en 2022. Mantener estos niveles de gasto es posible, pues el gobierno entrante recibe un recaudo adicional que no tenía previsto y al menos $16 billones de utilidades de Ecopetrol que no anticiparon. Plata sí hay. Miguel Uribe Turbay Senador de la República Centro Democrático Dos semanas después de haber sido radicada la reforma tributaria, el nuevo gobierno todavía desconoce la destinación de este recaudo. No hay precedente de otra tributaria que se haya presentado antes del presupuesto o del plan de desarrollo, pues son éstos últimos los que determinan las prioridades de gasto. Solo así, sabríamos cuales son las inversiones que ameritan semejante esfuerzo que golpeará sin distinción alguna, a todos los colombianos. Hay consenso de los impactos negativos de esta reforma sobre el ahorro, la inversión, el consumo y el empleo de los colombianos. Y si bien la discusión se ha centrado en sus efectos y el articulado, el Gobierno hábilmente ha evitado la discusión sobre la necesidad y destinación del recaudo de esta reforma. Sorprende que el Gobierno haya radicado mensaje de urgencia para este proyecto cuando había asegurado que se tomaría el tiempo necesario para debatirlo. ¿Cuál es el afán? ¿Por qué buscan pupitrear en 6 semanas un proyecto que tiene 20 semanas para discutirse? ¿Por qué no discutir simultáneamente el presupuesto con la tributaria durante las próximas semanas? Tendieron la trampa, y nosotros caímos en ella. Nos pusieron a hablar sobre los detalles de la reforma dando por hecho que era necesaria. Esto no es cierto. El ministro Ocampo justifica la reforma con la situación fiscal del país. No obstante, gracias a la reactivación económica, la disminución del déficit y de la deuda pública se redujo considerablemente frente a las estimaciones realizadas del marco fiscal de mediano plazo en 2021 de 7 % a 5,6 % y de 67 % a 56,5 %, respectivamente. A pesar de esto, insiste el Ministro en que la situación fiscal requiere atención inmediata. Sin embargo, no se contempla destinar recursos de esta tributaria para cumplir estos compromisos. Por otro lado, el nuevo gobierno asegura que se requiere aumentar el presupuesto para inversión social sin haber definido las prioridades de gasto. En muchos casos, las entidades encargadas de ejecutar estos recursos aún siguen acéfalas. La improvisación es evidente. Por ejemplo, el Presidente anunció una tributaria de $70 billones, luego de $50 billones y finalmente presentó ante el Congreso una de $25 billones. En este sentido, no se entiende el afán por conseguir más recursos cuando encontraron la “olla llena”. En 2021 hubo un recaudo adicional de $12,8 billones. Y a mayo de 2022, los ingresos tributarios fue – ron $11,8 billones por encima de la meta fijada en enero. Equivale a un crecimiento del recaudo total de 31,5 % frente al mismo periodo de 2021. Lo anterior como consecuencia del crecimiento económico que hoy la reforma pone en riesgo. Dicen que no hay plata para lo social, sin embargo, esta inversión pasó de $2,3 billones en 2018 a $11 billones en 2022. Mantener estos niveles de gasto es posible, pues el gobierno entrante recibe un recaudo adicional que no tenía previsto y al menos $16 billones de utilidades de Ecopetrol que no anticiparon. Plata sí hay. Es hora de exigirle al ministro responsabilidad. El Gobierno debe levantar el mensaje de urgencia. La tributaria debe responder al presupuesto y al plan de desarrollo que presente esta administración. El debate debe centrarse en la necesidad y destinación del recaudo. Los funcionarios y las comisiones económicas deben escuchar a ciudadanos y sectores productivos.