MARÍA CARMENZA ESPITIA, UNA MUJER DE DECISIÓN

La Gerente General de la Terminal de Transporte de Bogotá S.A., María Carmenza Espitia, es abogada de la Universidad Externado de Colombia, tiene una especialización en Derecho Administrativo y además cuenta con una amplia experiencia en el sector transporte, no obstante, ha desempeñado diferentes funciones en el área de la salud y la banca tanto en entidades públicas como privadas. Fue subgerente de Servicios Operacionales e Infraestructura de la Terminal desde Junio de 2013 y antes había ocupado la Dirección de Servicio al Ciudadano. Desde el 28 de enero de 2016 ejerce su actual cargo. Desde que fue designada para esta labor ha desarrollado su gestión sobre tres grandes ejes: el relacionamiento con partes interesadas (transportadores, usuarios, instituciones y gobierno), la calidad en la prestación del servicio y el cumplimiento de la normatividad aplicable. María Carmenza Espitia, gerente de la Terminal de Transporte de Bogotá, cargo desde el cual ha tenido que enfrentar situaciones difíciles y complejas como la llegada de la pandemia del Covid-19 a la ciudad que derivó en una parálisis de las actividades del sector por espacio de varias semanas para prevenir el riesgo de contagio entre los pasajeros y la planta de personal. La reapertura económica supone una reinvención en su proceso de operación, ya que ahora se deben articular estrategias y protocolos de bioseguridad que protejan la salud de los usuarios y de los empleados. Como gerente, su misión es clara: promover, desarrollar y explorar soluciones de movilidad, para ofrecer servicios eficientes y de buena calidad a la ciudadanía y al sector transportador, una labor que, sin embargo, se ha complicado como consecuencia del aislamiento preventivo decretado por el Gobierno Nacional en marzo pasado para minimizar el riesgo de contagio entre los colombianos. ¿Pero quién es la mujer que está al frente de la Terminal de Transporte de Bogotá? Sin pensarlo dos veces, se define como una persona de carácter fuerte pero a la vez sensible al dolor humano y a los problemas de quienes trabajan a diario en las instalaciones a su cargo. “Me considero una persona muy estricta, me gusta que las cosas salgan bien. Sufro un poco cuando las cosas no salen como deben ser y cuando falla algo en el engranaje, me mortifica un poco. Pero eso ha permitido que nos haya ido bien en este año a pesar del tema del Covid-19”, asegura. Le satisface el haber contado siempre con el apoyo de su familia, lo que le ha permitido cumplir a cabalidad con sus responsabilidades. La edad de su hijo también es un factor que le facilita el esfuerzo y dedicación a su trabajo, pues afirma que a los 23 años “ya es uno quien busca que ellos le regalen parte de su tiempo” por las actividades que desarrollan fuera de casa. La llegada inesperada La aparición del coronavirus, que puso en aprietos a los sistemas de salud y economías del mundo entero, ha sido algo complejo, pues nadie estaba preparado para enfrentarlo y como lo admite la propia María Carmenza Espitia, “nos cogió con las manos abajo”. Y es que el sector del transporte es quizá uno de los más afectados, pues desde 19 de marzo, fecha en la que se inició el simulacro de aislamiento preventivo en Bogotá, la Terminal paralizó por completo sus operaciones. “El cierre fue total para la venta de tiquetes, quedamos sin pasajeros, sin poder despachar un bus que es nuestra razón de ser”, recuerda su gerente. El impacto económico que se ha generado tras la llegada de la pandemia al país es evidente. “Hemos despachado aproximadamente 6 mil pasajeros (entre ellos los que estaban dentro de las excepciones) desde el inicio Cumpliendo los protocolos de bioseguridad, muchas personas han podido llegar a sus destinos. Una evidencia de la reducción en la afluencia de personas. del simulacro hasta el 11 de junio, pero si nosotros estuviéramos en una época normal, ya llevaríamos más o menos 4 millones de usuarios movilizados”. A esa situación se suma el hecho de que solo 10 mil vehículos pudieron ser despachados, cuando usualmente el número ronda los 300 mil. Pese a que las cifras son desalentadoras, Espitia confía en la reactivación del sector, para lo cual ya trabaja en un plan de choque que garantice un crecimiento rápido en la parte comercial, de la mano con los entes territoriales y el turismo. Con visión de futuro STOP El comercio que alberga el interior de la Terminal, corresponde principalmente a restaurantes, por lo que sus operaciones debieron ser suspendidas durante las semanas más duras de la crisis sanitaria. A pesar de que la emergencia ha impedido que muchas familias puedan seguir trabajando, con la reactivación de la economía que dispuso el Gobierno Nacional y la Alcaldía Mayor de Bogotá, se espera abrir los negocios que cumplan con las recomendaciones del Ministerio de Salud. Para ello, se harían adecuaciones, siguiendo los protocolos de bioseguridad, con el fin de adaptar las instalaciones a la nueva realidad del país. Esto incluiría el distanciamiento de las mesas, la instalación de lavamanos y el proceso de desinfección a personas y artículos que ingresen a los locales comerciales. “Ellos están organizándose en ese tema. Pero la verdad, nosotros pensaríamos en hacer algo gradual. Nosotros trabajamos por módulos (amarillo, azul y rojo), por eso creeríamos que en la reapertura que hagamos podríamos hablar de un 30% en todos los módulos porque es el aforo de personas que ingresan al terminal, para que sea algo equitativo entre transporte y comercio”, afirma Espitia. La reactivación La reactivación Uno de los retos más grandes a los que se enfrenta la entidad, es sin duda la crisis económica, pues se han “dejado de recibir más de 13 mil millones de pesos por ingreso”. Por eso en el segundo semestre de este año, se deberá poner en marcha un plan que reinvente el funcionamiento de la Terminal y que además permita que se recuperen los recursos que se perdieron durante la emergencia sanitaria. En la reapertura progresiva que se ha

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