Hasta hace un poco más de cuatro años, el nombre de Iván Duque no figuraba en el escenario político nacional. Hoy en día es el hombre más visible en todo el territorio colombiano luego de convertirse en el sucesor de Juan Manuel Santos. Hace 41 años, en la capital colombiana y en el seno de una familia de tradición política, nació Iván Duque, el joven presidente que en su adolescencia llegó a titubear entre ser futbolista de “La Mechita” (América de Cali) o militar de las Fuerzas Armadas. Su madre, Juliana Márquez Tono, es una politóloga del Tolima; Su padre, Iván Duque Escobar, un antioqueño de pura cepa y liberal acérrimo, fue gobernador de su departamento, presidente del Banco Popular, ministro de Minas, Registrador Nacional y su consejero de cabecera. De esta manera, su influencia política fue determinante sobre su hijo, a quien desde pequeño le recitaba los discursos del icónico Jorge Eliecer Gaitán. Al igual que su progenitor, Duque es amante de la lectura. Desde muy niño disfrutó de esta actividad y gracias a su prodigiosa memoria y disciplina, llegó a aprenderse varias alocuciones presidenciales, quizás como una premonición de lo que pasaría en su vida años después. Pero sus gustos no se quedan solo en el futbol o en los libros. Este bogotano que pasó por el colegio Saint George y el Rochester, institución donde conoció a una de sus novias de la juventud, la reconocida actriz y modelo paisa, María Fernanda Yepes, también es amante del rock. Es tanta su afición que en sus años mozos conformó una banda de este género musical, influenciado por los artistas que aún escucha, como Led Zepelin, Iron Maiden y Metallica. Años más tarde y un poco más maduro, Duque entró a la universidad Sergio Arboleda como estudiante de derecho. Pese a ser una institución que para ese momento estaba arrancando en forma, permaneció allí gracias a la insistencia de Álvaro Gómez Hurtado, quien fue asesinado justo cuando el ahora presidente salía de una de sus clases en las instalaciones del claustro educativo en 1995. Abriendo el camino presidencial Tiempo más tarde, con un cartón bajo el brazo que lo acreditaba como abogado, el joven Duque sale a aventurarse a tierras extranjeras, no sin antes haber abonado en el terreno del amor, cuando frente a la pista del aeropuerto ElDorado, le propuso matrimonio a María Juliana Ruiz, la nueva Primera Dama de la Nación. No obstante, se casó años después, luego de que cada uno escribirá su propia historia en distintos lugares, ella en Francia y él en Estados Unidos. A la ciudad de Washington, Duque llegó para demostrar su talante y pasión por la economía y la política, razones que lo convirtieron en una opción para ejercer como consejero principal de la Dirección Ejecutiva para Colombia, Perú y Ecuador en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en la capital estadounidense, lugar al que fue enviado por el mandatario Juan Manuel Santos. Ya con trabajo en una de las organizaciones más importantes del mundo y con las vueltas que la vida suele dar, Iván optó por casarse con Maju, como le llama cariñosamente, con quien se estrenó como padre de tres hijos: Luciana, Matías y Eloísa, los pequeños que en unos cuantos meses ocuparán la casa presidencial. Su trabajo en el BID fue destacado y gracias a su gestión se logró la negociación de créditos externos para Colombia por más de 8.500 millones de pesos. Pero como todo lo que empieza termina, después de 12 años en la entidad financiera, Duque pasó a ser asesor internacional del expresidente Álvaro Uribe y de las Naciones Unidas en el Panel de Investigación de un incidente en el que se vieron involucrados Israel y Turquía en el año 2010. De esta manera, la relación entre Uribe y Duque se fue estrechando, mientras el primero lo fichaba para que hiciera parte del Congreso que estaba por formarse. Un regreso triunfal Trasladar a su familia de Estados Unidos a Colombia no fue fácil. Sin embargo y sin mayor oposición, su esposa estuvo dispuesta a apoyar todo el proceso que emprendería Duque como senador de la República. Con el respaldo de Uribe y ya bajo el gobierno de Santos, el nuevo congresista se destacó por su gestión, en la cual consiguió formular cuatro leyes y el título de “mejor senador” en dos ocasiones. La simpatía que despertó Iván en el senador Uribe fue determinante en el camino a convertirse en el primer mandatario de la Nación. El trabajo realizado en el Congreso y su oposición abierta al gobierno de Santos, lo ubicaron como el precandidato presidencial del partido Centro Democrático. De esta manera y con el viento a su favor, pese a la prevención de algunos sectores uribistas, Duque logró pasar las tres consultas internas del movimiento político al que actualmente representa. Sin embargo, el camino continuaba siendo largo y espinoso, ya que su siguiente misión era convertirse en el único representante de la derecha colombiana. Aglutinó a los sectores de derecha En las urnas se decidió por completo su destino en la contienda electoral. Enfrentado a la exministra de Defensa, Martha Lucía Ramírez, y el exprocurador general de la Nación, Alejandro Ordóñez, el exsenador consiguió más de cuatro millones de votos que lo proclamaron oficialmente como candidato presidencial. Meses después y con el desgaste de un fuerte y arduo trabajo que las labores de una campaña electoral generan en cualquier hombre, Duque respira tranquilo, porque los días de ausencia en su hogar, las horas de caminatas y largo recorridos, además del esfuerzo triple de ser esposo, padre y candidato presidencial, valieron la pena. Antes que Jefe de Estado, Duque es un ser humano como cualquier otro y con errores o aciertos, ha dado pasos agigantados en la búsqueda de sus sueños. De esta manera, el niño de 4 años de edad que quería ser Presidente, llega a la Casa de Nariño para gobernar un país que se encuentra completamente polarizado y con grandes retos, como encaminar la