Liliana Cortés. Politóloga de la Universidad Sergio Arboleda El discurso ‘State Of The Union’ es uno de los eventos políticos más importantes en los Estados Unidos. Cada año, el jefe de Estado expone ante el Congreso, una especie de rendición de cuentas en donde resalta los logros alcanzados y hace mención a los proyectos futuros. Por lo general, en este discurso se llama a la unidad como Nación y se pide al cuerpo colegiado trabajar en conjunto con la administración. Con el actual presidente Donald Trump, la expectativa era un poco más alta de lo normal, después de atravesar el ‘shutdown’ más largo de la historia estadunidense y ante la crisis política de países vecinos como Venezuela, tanto ciudadanos como congresistas esperaban con ansías las palabras de Trump. Desde la Casa Blanca se mencionó que el discurso evocaría la unión y que no incentivaría la controversia, pero el resultado fue totalmente diferente. Lastimosamente Trump, hizo un llamado a la unidad desde la división y señalo culpables en cada aspecto social y económico del país. Por ejemplo, atribuyó el mal desempeño financiero del pasado a líderes de la Nación quienes, según él, con acuerdos como el ‘NAFTA’ perjudicaron la industria estadunounidense. En cuanto a los temas latinoamericanos se pueden destacar dos grandes puntos, el primero es la reafirmación de su apoyo al presidente interino de Venezuela, Juan Guiadó, y el segundo es su posición ante la migración ilegal, en la frontera con México. Trump no ha cambiado de idea acerca de la construcción del muro, y ni siquiera el ‘shutdown’ por el que acaba de atravesar el país, parece detenerlo en su propósito de proteger a América de esa manera. Los demócratas esperaban renegociar con el mandatario el paquete de medidas migratorias y ganar apoyo electoral a través del ‘shutdown’, pero al parecer esta estrategia política no tuvo ningún resultado favorable para el Partido. Con el discurso de Estado, se puede ver una clara intención de sobrepasar la oposición en el Senado y lamentablemente lo único que los demócratas lograron fue el descontento de una gran parte de la población, que pidió enfáticamente a las fuerzas políticas dejar las diferencias a un lado y concentrarse en sus propios ciudadanos. En términos del presidente Donald Trump, el desembolso de los recursos para la ejecución de medidas contra la migración ilegal, es un asunto de seguridad nacional y puso énfasis en los efectos negativos que tiene este tipo de fluctuaciones migratorias sobre la clase trabajadora de los Estados Unidos. Para él, esta parte de la población es la que sufre ‘la pérdida de oportunidades laborales, el sobrecupo de los hospitales y los crímenes causados por los inmigrantes, tales como el tráfico de drogas, las violaciones y las formas modernas de esclavitud’. También advirtió, que ya envió a más de tres mil hombres a la frontera, para detener las caravanas de inmigrantes centroamericanos y acusó a México de prestarles ayuda para poder culminar el paso por su país y llegar a Norteamérica. Es claro, que Trump apunta a obtener el respaldo popular que le ayudó a llegar a la Presidencia. Su estrategia populista incentiva, la ya existente, intolerancia que se presencia a lo largo y ancho del país hacia los inmigrantes y con gran preocupación se puede observar que los demócratas están utilizando las herramientas erróneas para detener esta política que estigmatiza al emigrante y empodera el nacionalismo. Esperemos, tal como lo dijo la ex candidata demócrata a la Gobernación del estado de Georgia, Stacey Abrams, que Estados Unidos respete su propia diversidad y que en el país se presencie más inmigrantes y menos muros.