“No haremos oposición al Gobierno”
El presidente de la Confederación General del Trabajo (CGT), Julio Roberto Gómez, habló con la revista El Congreso sobre el nuevo estilo de gobernar del presidente Iván Duque, la Ley de Financiamiento y la puja entre empresarios y trabajadores por el salario mínimo que regirá a partir del 2019 en Colombia. ¿Qué balance hace de los primeros 100 días del Gobierno del Presidente Iván Duque? Estos 100 días marcarán una impronta muy importante de cara a lo que serán sus ejecuciones en los cuatro años de gestión. Tenemos después de varios años a un Presidente que no está en campaña, porque los dos anteriores mandatarios (Álvaro Uribe Vélez y Juan Manuel Santos) basaron sus periodos en la planificación de lo que sería su reelección y esto marca negativamente a un país, porque más que en las realizaciones concretas, se está pensando en discursos y movimientos de campaña. Ese cálculo político no sé qué tanto le sirva al país, sobre todo a Colombia, que no está preparada para segundos mandatos. Ningún segundo mandato en este país ha funcionado como en otros lugares. Ahora tenemos a un Presidente que va a ejecutar un programa en cuatro años, que comienza a definir muy bien la cancha hablando y practicando el diálogo social como método de búsqueda de solución a los problemas que enfrentamos. Eso se refleja en actos como su presencia en la instalación del X Congreso Nacional de la CGT con la asistencia de 2.000 delegados, donde pronunció un discurso de 57 minutos enviando mensajes, todos positivos, alrededor de lo que es la agenda de los trabajadores y su agenda desde la perspectiva de lo social. Esa situación, sumada a la participación en otros eventos, el tener una relación directa con la gente en las diferentes regiones, el ponerse al frente de situaciones como la desaparición de un niño y la visita a su familia, es decir, mostrar la parte humana del Presidente de la República, habla muy bien de lo que puede ser este cuatrienio. ¿Algún reparo a decisiones que se hayan tomado en estos 100 días? Lo que me ha generado mucha expectativa es el tema del nombramiento de ciertas personas en el Gobierno. Tengo un profundo respeto por el doctor (Alberto) Carrasquilla. No conozco ningún ministro de Hacienda que la gente quiera, porque les toca hacer el papel de malos. En este caso, creo que su designación no ha caído bien en algunos sectores, no solo en el movimiento sindical, también en el cooperativo. Yo no soy nadie para calificar a un Gobierno, sin embargo, me parece que fue un acierto el nombramiento del ministro de Relaciones Exteriores (Carlos Holmes Trujillo), una persona de mucha experiencia en el área internacional, al igual que llevar a una mujer como la doctora Alicia Arango al Ministerio del Trabajo. Los dos son los íconos en el gabinete ministerial. Yo creo que los mensajes que lanza permanentemente (Duque) son de inclusión, son claros, puede que para algunos resulten duros en el tema que tiene que ver con la paz, pero yo en estos 100 días veo a un Presidente bien posicionado y marcando un estilo, como su presencia en la Comisión Permanente de Concertación; es la primera vez que un Jefe de Estado lo hace y lo interpreto como señal positiva. Yo me muero de la pena con mis colegas cuando pareciera ser que le apuestan al fracaso del que llega. Es decir, que la tendencia es a desearle que le vaya mal, entonces vamos a armarle cada vez que podamos una movilización, un paro, una huelga. A esos mecanismos hay que acudir cuando haya necesidad de hacerlo, pero no puede ser simplemente una constante la de volver más gravosa la situación a un mandatario. ¿Qué tan optimista es de que los puentes que está tendiendo el Presidente ayuden a concertar un buen salario mínimo? Yo creo que el optimismo ha hecho parte de mi conducta como dirigente sindical. Uno tiene que tener los pies puestos sobre la tierra, la firmeza en materia de valores y principios como para saber cuándo se para en la raya, y tiene que tener la flexibilidad suficiente para darle tiempo a quien gobierna para que pueda resolver muchas de las cosas que están pendientes. Tengo mucha esperanza de que fruto de su presencia en la Comisión Permanente de Concertación, de los mensajes que el país está recibiendo, este año podamos construir un acuerdo. Yo creo que hay un escenario formidable, como el hecho de que el senador Álvaro Uribe haya planteado la necesidad de un incremento salarial del 8.5%. ANIF dijo el 4% máximo, el Banco de la República plantea moverse en ese guarismo de ANIF, los empresarios dicen que hay que ser prudentes y de parte nuestra le apostamos a que hagamos un acuerdo con las demás centrales obreras y con la Confederación Democrática de Pensionados, que es una organización de más de 400 mil afiliados. ¿Es posible llegar al 8.5% que plantea el expresidente Álvaro Uribe? Ojalá, pero nosotros tendríamos que hacer una petición que esté por encima de ese 8.5%, pero con los pies en la tierra. La cifra tiene que ser negociable, que nos ubique en el umbral de la búsqueda del acuerdo. Aquí no es el que más pida. La inflación creo que la van a llevar a no más del 3.2, 3.4%. Hay que tener mucha prudencia para no generar falsas expectativas, porque hay gente en la calle que cuando se le maneja una cifra dice que eso está muy bueno, pero luego cuando la cifra es infinitamente menor, dicen, claro, se vendieron. En los últimos años la CGT tomó una decisión: no nos vamos de ninguna mesa de negociación, porque algo ganamos. Lo que sí está claro es que hay que dignificar los ingresos de la gente, además, porque eso aumenta el consumo. Es torpeza, y lo digo con mucho respeto, del sector empresarial, creer que la economía se dinamiza manteniendo a la gente en condiciones de