REGIONES, ARTÍFICES DE RECUPERACIÓN ECONÓMICA
Desde el sector privado ya se propuso, por ejemplo, un pacto regional para reactivar las obras públicas, vías, acueductos, alcantarillado y vivienda, con miras a crear empleo, cerrar brechas sociales y avanzar hacia un modelo de desarrollo incluyente y práctico en los territorios. Los más de 700 mil millones de pesos que dejaron de recibir los departamentos, en los primeros cinco meses del año, por la caída en las rentas que generó la emergencia sanitaria provocada por el covid-19 en el país, es sin duda un duro golpe a las finanzas de los entes territoriales, que hoy más que nunca deben buscar la manera de reactivar sus economías con estrategias responsables, pero sobre todo, aterrizadas a la nueva realidad que viven los colombianos en materia económica y social. El desafío que tienen en este momento los alcaldes y gobernadores, en cuyas manos quedó la responsabilidad de la reapertura gradual del aparato productivo en sus regiones, es enorme, por lo que las acciones que emprendan para encontrar un equilibrio entre salvar vidas y garantizar medios de sustento a la población, requieren de su liderazgo y capacidad gerencial. Aunque ya el Gobierno Nacional aprobó medidas para solventar la crisis de los departamentos como permitir a los entes territoriales diferir el pago de tributos de la vigencia 2020 hasta 12 meses, la condonación parcial de las obligaciones en mora, la cesión de una mayor participación sobre los recursos de la sobretasa al ACPM y créditos de inversión, se necesita consolidar otro modelo de desarrollo para reactivar la economía y el empleo en las capitales y municipios. Para ello es indispensable que los empresarios, la administración central y los mandatarios locales construyan acuerdos lo antes posible, que permitan generar fuentes de trabajo y aumentar la inversión social en salud, vivienda y educación tanto en las zonas urbanas como rurales. Coincido plenamente con quienes afirman que la difícil situación por la que hoy atravesamos los colombianos debe convertirse en una gran oportunidad para salir fortalecidos como país. Desde el sector privado ya se propuso, por ejemplo, un pacto regional para reactivar las obras públicas, vías, acueductos, alcantarillado y vivienda, con miras a crear empleo, cerrar brechas sociales y avanzar hacia un modelo de desarrollo incluyente y práctico en los territorios. Para caminar en esa dirección han surgido propuestas como la consolidación de las cadenas productivas de valor, la eliminación de las trabas a la formalización empresarial, la sustitución de algunas importaciones, un nuevo relacionamiento con los recursos naturales y la garantía de la seguridad alimentaria, para enfrentar en el futuro emergencias como la que hoy se vive por la pandemia del covid-19 en el mundo. Desde los entes territoriales se sugiere que a instancias de la Ley de Regiones se den pasos importantes hacia la descentralización y la puesta en marcha de proyectos conjuntos que les representen autonomía a los departamentos y municipios, así como equidad y prosperidad a sus habitantes, en el momento de su reglamentación. Aunque el Gobierno Nacional, los gobernadores y los alcaldes están haciendo una importante gestión para disminuir el impacto negativo del virus en sus regiones, no sobra decir que sus esfuerzos serán en vano si la ciudadanía no actúa de manera responsable y disciplinada frente a las medidas y recomendaciones que se han hecho para contener el avance de la pandemia, mientras se trabaja en la recuperación gradual del aparato productivo nacional.