“En Colombia no hay espacio para prácticas anticompetitivas”
Durante los seis años al frente de la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), a Pablo Felipe Robledo no le ha temblado la mano para meter en cintura a pesos pesados de la economía, en su riguroso control para defender los derechos de los consumidores colombianos. El funcionario, quien ha dejado huella en su paso por la entidad, habló con la revista El Congreso sobre su gestión y firme compromiso de seguir trabajando por el país.
A Pablo Felipe Robledo le indigna la corrupción y por eso ha dedicado gran parte de su carrera a combatirla. Durante 15 años ejerció su profesión como abogado y nunca tuvo expectativa alguna de estar al frente de un cargo público. Fue en el año 2010 que llegó a ser viceministro del Interior y de Justicia con Germán Vargas Lleras a la cabeza. Desde allí, ayudó a tramitar el proyecto de ley que buscaba reformar la justicia en Colombia.
Con la promesa de reforzar la capacidad de control y sanción de la SIC, Robledo asumió en 2012, el que ha sido su mayor reto profesional hasta ahora: tomar las riendas de esta entidad que tiene la misión de proteger el derecho de los consumidores y hacer posible una sana y libre competencia entre las empresas del país.
“No tengo duda alguna de que yo entregaré una Superintendencia muchísimo mejor que la que recibí”
¿Cuáles han sido los logros que más destaca como superintendente para que hoy esta institución sea reconocida por su capacidad sancionatoria?
A mí me tocó vivir un momento institucional muy bueno, diferente a lo que les tocó vivir a otros que antecedieron mi cargo. Recibí una Superintendencia con mucho más presupuesto, más gente, con 50 veces más capacidad sancionatoria y con algunas leyes nuevas como la ley de protección de datos personales y derechos del consumidor.
Es decir, que con lo que a mí me entregaron no se podía fracasar. Convertimos en política pública defender como nunca antes en la historia de Colombia la libre competencia económica y a los consumidores. Por eso, el gobierno del expresidente Juan Manuel Santos siempre respaldó las decisiones de la entidad.
Con la creación de políticas públicas se les envió un mensaje a los empresarios y a la gente para que conocieran sus derechos y los beneficios de la economía de mercado. El mensaje que se le dio al empresario es “o se convence de portarse bien, o hacemos que se porte bien”.
En este país no hay espacio para las prácticas anticompetitivas, para los carteles, para lo que no es correcto en el mundo empresarial y lo estamos sancionando ejemplarmente al costo político o personal que sea.
Y si por alguna decisión salgo del cargo es por hacer mi trabajo y no por “calentar silla”.
Usted ha reiterado la importancia de que este nuevo gobierno convierta en política de Estado la protección de la libre competencia y de los consumidores. ¿Qué tan viable cree que esté cerca de convertirse en una realidad?
En Colombia nunca habíamos ejecutado una política pública que protegiera la libre competencia y a los consumidores. Cuando lo hicimos por primera vez, estas eran políticas de Gobierno, más no de Estado.
La diferencia es que la política de Gobierno se ejecuta por el convencimiento del presidente de turno. En cambio, las políticas de Estado se llevan a cabo con absoluta independencia en los cambios de administración y se mantienen.
Necesitamos que el Gobierno del presidente Iván Duque y los que vienen continúen con determinación protegiendo lo que hemos estado impulsando por años. Confío en que lo hará porque cuando Duque fue senador muchas veces se refirió con beneplácito al trabajo de la Superintendencia de Industria y Comercio, y su formación es compatible con la férrea defensa de la economía de mercado. No creería yo que hubiese un cambio en la Superintendencia que implique retroceder en estas políticas públicas.
¿Cómo sería el panorama de la SIC para quien llega a sucederlo?
Siempre he dicho que uno tiene que entregar lo que recibe mejor de cómo lo recibió. Por eso no tengo duda alguna de que yo entregaré una Superintendencia muchísimo mejor que la que recibí, porque la vamos a entregar con un enorme presupuesto – casi cinco veces más- y con tres veces más funcionaros, pues hoy tenemos a cerca de 1.800 personas trabajando en la entidad.
Cuando puse la primera multa de 85 mil millones de pesos a Comcel por abusar de su posición de dominio, mucha gente pensó que yo me había enloquecido. Luego entramos a sancionar a los carteles empresariales y empezamos a ver a muchas empresas con buena reputación que estaban involucradas en estos hechos bochornosos. La gente no lo podía creer. Ya ahora estas decisiones no sorprenden a nadie, pues pasaron a ser hechos normales, casi que rutinarios.
Hasta el día de hoy entrego una entidad absolutamente fortalecida, con gran credibilidad, en la que la gente cree y quiere. Es por eso que al próximo superintendente le va a quedar más fácil hacer su trabajo.
¿Cómo garantizar que todo lo que usted alcanzó en estos años al frente de la entidad permanezca?
Eso está en manos del presidente y en manos del próximo superintendente. No quiero ni siquiera pensar que esto pueda tener un revés. Me parecería terrible para el país, para el Gobierno, los colombianos e implicaría que perdí seis años de mi vida.
¿Qué tanto han dañado las prácticas ilegales a la economía colombiana y al gremio empresarial?
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) dice que la cartelización empresarial es la conducta más vergonzosa y escandalosa en la que puede incurrir un empresario, quien está diseñado genéticamente para competir. Por eso, no pueden reunirse en un sótano, a las cinco de la mañana a cuadrar los precios del mercado, ni a repartirse las zonas. Ese no es lógico ni ético en el mundo de la economía, por el contrario, es una conducta totalmente reprochable, porque eso ha puesto a millones de colombianos a tener que hacer un mayor esfuerzo económico para adquirir determinados bienes a tal punto de ni siquiera poder consumir esos bienes. Es absolutamente infame que los empresarios quieran vivir tranquilos, no competir y ganarse plata fácil al tiempo que 48 millones de colombianos pierde su capacidad de ingreso.
La cartelización termina generando un ambiente de corrupción, aunque creo que hoy día los empresarios son mucho más conscientes de que eso no puede hacerse, pues es ilegal e inmoral.
¿Sancionar los carteles empresariales no tiene que ser tarea fácil ¿Cómo ha hecho para salir bien librado después de pisar cayos tan pesados y poderosos de la economía?
Ha habido casos difíciles como otros que han sido fáciles. No todos los empresarios que enfrentar investigaciones y sanciones han respondido de forma agresiva y se lanzan en contra de la institucionalidad. Yo creo que ha sido más la gente que ha apoyado a la Superintendencia que la que la ha querido acabar. Nunca me he sentido solo pues todos los sectores han respaldado las decisiones.
Usted aseguró que le gustaría continuar ejerciendo la docencia una vez termine con su cargo ¿Sigue en pie esa idea?
Si, buena parte de mis planes están ligados a la academia. Apenas me vaya de la Superintendencia tengo varios proyectos académicos como terminar un libro de derecho procesal que estoy escribiendo. Lo otro, es volver a dar clases de derecho procesal en las universidades y ejercer de lleno mi profesión como abogado.
¿Tiene alguna aspiración política?
Yo no he ejercido estos cargos por tener aspiraciones políticas. De hecho, a mí me ofrecieron encabezar la lista del Senado por Cambio Radical y dije que no. Después me sugirieron que renunciara para ser la fórmula vicepresidencial de alguien cercano a mí y tampoco acepté.
Espero terminar prontamente mi paso por la Superintendencia y mirar que es lo que quiero hacer en mi vida. No lo puedo descartar, pero solo en la medida en que considere que es una buena oportunidad para servirle al país.
“Mi gran reto siempre ha sido el de ser un funcionario cumplidor de su deber, que no colecciona cargos para la hoja de vida, sino que busca cambiar las instituciones por las que pasó”
A manera personal ¿Cuáles han sido los mayores retos que ha tenido y cuáles son los que le ha dado mayor satisfacción?
El reto de criar a mis hijos como hombres de bien, para mí es el más importante. También ser un buen profesor, porque eso contribuye a que existan mejores generaciones en el futuro. Ser también un abogado litigante, serio, dedicado y solo llevando los casos que me generan satisfacción. Mi gran reto siempre ha sido el de ser un funcionario cumplidor de su deber, que no colecciona cargos para la hoja de vida, sino que busca cambiar las instituciones por las que pasó.
En una sola frase ¿Cómo se define?
Me defino como una persona amable, profesionalmente seria y estricta conmigo mismo.