El agua es el alma del planeta, pues de ella depende la supervivencia del ser humano. Su importancia ha llevado a la generaciu00f3n de acuerdos de cooperaciu00f3n regional de Colombia, hoy reconocido como uno de los pau00edses continentales con mu00e1s recursos hu00eddricos disponibles por km2 sobre el planeta, siendo por ello un pau00eds privilegiado, no obstante, las disparidades y diferencias entre las regiones y cuencas del pau00eds, no solo en cantidad sino en calidad de las aguas disponibles.
Sin embargo, clave es seu00f1alar que los sistemas naturales que aportan los principales recursos hu00eddricos del pau00eds enfrentan un gran riesgo y una incertidumbre irreductible frente a la oferta y demanda de agua, producto no solo de las complejidades que se enfrentan por los patrones de ordenaciu00f3n, ocupaciu00f3n y uso econu00f3mico y productivo de sus territorios, sino por fenu00f3menos como el cambio climu00e1tico global, hoy cientu00edficamente reconocido, a pesar de algunas consideraciones polu00edticas que en muchos casos lo niegan o simplemente lo ven con indiferencia.
A esto se suma que, a nivel administrativo, las diferentes autoridades estu00e1n dotadas de mandatos mayoritariamente sectoriales para, por ejemplo, garantizar la oferta de energu00eda, desarrollar la agricultura y/o acceder a los recursos hu00eddricos a conveniencia de los diferentes actores interesados. Sin embargo, estos mandatos se encuentran dispersos, encontru00e1ndose desde diferencias fundamentales en la priorizaciu00f3n o soberanu00eda particular a cada sector, hasta obstu00e1culos burocru00e1ticos e intereses especu00edficos de dominio por parte de algunas entidades, organizaciones o ministerios.
De hecho, el anu00e1lisis de los documentos disponibles de polu00edtica energu00e9tica, minera y mu00e1s recientemente agru00edcolas ha demostrado que, a nivel de los sectores del u201cdesarrollo econu00f3micou201d, existen diferentes expectativas y objetivos con respecto a la gestiu00f3n integrada de los recursos hu00eddricos, donde el agua, antes que resultar esencial, se considera como un elemento necesario, pero no sujeto de consideraciu00f3n especial.
En Colombia, tanto a nivel regional como nacional, es cada du00eda mu00e1s evidente el surgimiento de tensiones entre los ciudadanos, al reconocer que los actores estatales, no estatales y diversos grupos de la sociedad civil se oponen entre ellos por causa de los proyectos de obras pu00fablicas o por aquellos que demandan grandes cantidades de agua para su desarrollo; de igual forma, los grupos sociales compiten por disminuir el suministro de agua en u00e1reas agru00edcolas y pecuarias extensivas, al punto que la gobernanza del agua, entendida como la pru00e1ctica dinu00e1mica de negociar las formas de gestionar los recursos hu00eddricos compartidos, empieza a verse como un medio para mantener la cooperaciu00f3n y evitar que las tensiones sociales se conviertan en conflictos de gran complejidad y activen nuevos escenarios de violencia en el pau00eds.
Los hechos seu00f1alados demandan del Estado la adopciu00f3n de polu00edticas asertivas para responder a las condiciones cambiantes que se vienen registrando, casi sin control, en mu00faltiples escalas de tiempo y espacio; aspectos estos que, de no atenderse con responsabilidad, pondru00e1n en alto riesgo, a mediano y largo plazo, la sostenibilidad ambiental, econu00f3mica y social del pau00eds, siendo esencial pasar de la retu00f3rica a las acciones integradas y concertadas, de cara a las necesidades regionales y sectoriales, en muchos casos apremiantes.
Sobre lo planteado, y a pesar de los avances logrados, vale reconocer que las polu00edticas vigentes, teu00f3ricamente orientadas a la gestiu00f3n integrada de los recursos hu00eddricos (GIRH), exigen ser revisadas y ajustadas, considerando en su conjunto las realidades locales y la legitimidad en su aplicaciu00f3n, en especial si se acepta que la adopciu00f3n de remedios universales en la Gestiu00f3n Integral de los recursos hu00eddricos (GIRH) en muchos casos han conducido a la resistencia, conflictos y, en u00faltima instancia, a grandes fallas de Estado.
Ejemplo de ello son los altos costos de salud pu00fablica (4% del PIB anual) derivados de la falta de tratamiento de las aguas servidas (su00f3lo 43.5% de los municipios del pau00eds tratan las aguas residuales, siendo el 70% de tipo primario). Tambiu00e9n son un ejemplo los conflictos presentes en varias regiones del pau00eds derivados de las actividades mineras y petroleras argumentados sobre el riesgo de u201catentaru201d contra la oferta y calidad hu00eddrica regional.
La necesidad de atender los conflictos por parte de las instituciones gubernamentales, en muchos casos enfrentadas por diferentes criterios y mandatos, puede ser abordada de forma integrada y consensuada por los instrumentos de polu00edtica disponibles, pero integrando y fortaleciendo en ellos la seguridad institucional con una visiu00f3n estratu00e9gica, misma que obliga a reformar el concepto holu00edstico de la GIRH, incorporando el concepto de u201cpaz y seguridad hu00eddricau201d como un nuevo pilar de la gestiu00f3n del agua, el cual demanda una amplia comprensiu00f3n de los objetivos sociales y del desarrollo sostenible adoptados por el pau00eds de cara a los mismos planteados por las Naciones Unidas.
Para ello, la gama de medidas de polu00edtica a ser propuestas e implementadas deberu00e1 abarcar todo el espectro de enfoques jeru00e1rquicos, orientada a generar un equilibrio integral en el acceso al agua con visiu00f3n sostenible, sobre prioridades claras, y no sobre la red de usos y demandas particulares de los diferentes sectores de la economu00eda, al reconocer que el sistema de polu00edticas sectoriales, ademu00e1s de complejo, no es armu00f3nico, pues requiere principalmente de una definiciu00f3n clara de los diferentes roles de los sectores, las regiones y los actores sociales dentro de ellas, sus desafu00edos y objetivos, asu00ed como sus estilos y medidas de gobernanza.
Para ello, en los escenarios de polu00edtica, se deberu00e1 considerar e incorporar la etnografu00eda de los usuarios del agua y sus necesidades, exigencias y las respuestas de los grupos de la sociedad civil a los proyectos de desarrollo promovidos por el Estado.
Asu00ed mismo, en las u00e1reas propensas a conflicto, se deberu00e1n generar y emplear datos medibles y verificables sobre los recursos hu00eddricos, en especial si se reconoce que disponer de informaciu00f3n confiable facilita a los responsables de la implementaciu00f3n de las polu00edticas, las ONG y los actores locales, tomar acciones mu00e1s especu00edficas y certeras, siendo claro que, a mayores niveles de investigaciu00f3n y mu00e1s datos, mejor seru00e1 el resultado de la formulaciu00f3n e integraciu00f3n de las polu00edticas pu00fablicas y mejores y reales sus consecuencias para el conjunto de la sociedad.
Asu00ed, toda agua que no bebamos, no la afectemos, deju00e9mosla correr limpia y garanticemos que otros la empleen con respeto y dignidad, porque sin agua no hay vida, desarrollo, ni futuro.